HITO. Luego de intensas labores de recolección de huevos el año pasado, los guardaparques de la Reserva Nacional de Vida Silvestre Amazónica Manuripi han logrado incubar y liberar exitosamente 2500 petitas de río (Podocnemis unifilis) siguiendo estrictos protocolos técnicos.
Por Erika Bayá*
En el río Manuripi, en plena Amazonía boliviana, al menos 2.500 tortuguitas de la especie Podocnemis unifilis fueron liberadas. Las primeras 600 conocieron la libertad en la playa San Silvestre justo un día antes de celebrarse el Día Mundial de la Tierra. Se trata de un programa de repoblamiento y monitoreo de la peta de río, que los guardaparques de la Reserva Natural de Vida Silvestre Amazónica Manuripi, en el departamento de Pando, están llevando adelante, en coordinación con la Universidad Amazónica de Pando (UAP), Conservación Internacional y el apoyo voluntario de estudiantes y pobladores de las distintas comunidades ribereñas.
Lograr que estas petitas lleguen por fin al río, su hábitat, fue un momento especial. Hubo un acto oficial de liberación con la presencia de autoridades nacionales, del Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), de la UAP, estudiantes, pobladores, representantes de las oenegés y de los pueblos indígenas, todos con la expectativa de que esta especie siga habitando en el río Manuripi y no desaparezca.
Para las poblaciones amazónicas, los huevos y la carne de tortuga de río siempre han sido considerados un manjar. Le atribuyen muchos beneficios alimenticios y medicinales, afirman que el huevo es bueno para la piel, que rejuvenece, que el aceite es excelente para muchas dolencias, y como esas, bastantes facultades que aún no han sido comprobadas científicamente. A esto se suma el precio elevado de los huevos, una oportunidad económica para las poblaciones locales.
Por todo esto, hubo y sigue habiendo una sobreexplotación de la especie en época de desove, a tal punto que la Podocnemis unifilis figura en la categoría de vulnerable tanto en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como en el Libro Rojo de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia.
Para contrarrestar esta situación, el cuerpo de protección de la Reserva Manuripi ha encarado este programa desde agosto de 2023.
“Hemos establecido un programa de acción para garantizar la sobrevivencia de la especie y sobre todo durante la época de eclosión. En la época de desove coordinamos con la jefatura de protección para poder movilizar a los agentes de conservación y que se pueda fiscalizar y controlar 600 km de río”, nos explicó Rolando Toyama, Técnico Responsable de Recursos Naturales de esta reserva.
Según Toyama, fiscalizar no es suficiente, por esa razón, a iniciativa del cuerpo de protección, surgió la idea de trabajar también en el repoblamiento y monitoreo de las tortugas. “Hicimos una propuesta a la oenegé Conservación Internacional, a la UAP para el apoyo de estudiantes voluntarios y a la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), para que nos colabore con volquetas y así poder transportar arena a una playa artificial, para llevar todos los huevos rescatados”.
Una vez lista la playa artificial en San Silvestre, se movilizó a todo el personal incluyendo voluntarios, bajo la guía técnica de la UAP y se inició con la actividad. Un grupo rescató huevos de peta de 39 playas hacia arriba de San Silvestre y el otro, 16 playas hacia abajo, fueron 45 playas trabajadas”, detalló.
Para Toyama, que además es biólogo, la recolección de huevos tiene técnicas específicas de manejo, para ello utilizan maples, les colocan la misma arena y en la misma posición que los dejó la madre en el nido, esto para no alterar la cámara de aire del huevo. “Para el traslado es importante cuidarlos del sol y la lluvia y manteniendo la temperatura adecuada, se los transporta en conservadoras, también se los enumera”.
Con este protocolo de manejo tuvieron un buen rendimiento de eclosión. De acuerdo con un informe de la Reserva, se manejaron 4.179 embriones, de los cuales, 1.020 fueron decomisados a infractores. Estos huevos fueron incubados por 78 días en la playa artificial. Tomando en cuenta solo los huevos recolectados, no así los decomisados, llegaron a manejar correctamente 3.159 embriones, de los cuales eclosionaron 2.786, esto equivale a un éxito del 88%. De los huevos decomisados, llegaron a romper el cascarón 500 tortugas, menos del 50%, esto debido a que ya habían tenido un manejo deficiente previo, por parte de las personas que los habían extraído ilegalmente de sus nidos.
Un hecho destacado fue el nacimiento de dos petitas albinas y una melánica, las que completamente blancas y con manchas amarillas casi fosforescentes, pasarán a formar parte del programa para educación ambiental. Además, su aspecto distintivo las hace presa fácil a depredadores, como lo explicó Huáscar Sevillanos, veterinario y estudiante de biología en la UAP, que ha sido uno de los voluntarios del proyecto.
De acuerdo con el jefe de Protección de la Reserva Manuripi y uno de los impulsores de esta iniciativa, Luque López, “entre los años 90 y 2000. la peta de río era abundante tanto en los ríos Madre de Dios como en el Manuripi, pero ahora está visiblemente disminuida. Sucede que el crecimiento poblacional en la zona de amortiguamiento del área protegida desde hace 10 años, está consumiendo estos quelonios de forma descontrolada y los están exterminando. Esto nos ha impulsado a los técnicos y guardaparques a crear este programa”, explicó.
Roberto Pérez, otro guardaparque del área protegida, coincide con Luque y dice que la Podocnemis unifilis, junto al caimán negro son las especies más amenazadas. También, recalcó que, durante el tiempo de veda, de agosto a septiembre, cuando las tortugas desovan, se intensifican los patrullajes.
Ximena Morales, del laboratorio de zoología de la UAP, complementa que se sacan los huevos antes que lo hagan los pobladores, para hacer una eclosión controlada, un manejo y un acompañamiento en el crecimiento hasta cierta edad, para que puedan sobrevivir. Explica la bióloga que la función de esta tortuga en la naturaleza es la limpieza y mantenimiento de los ríos, porque come frutos, pastos, hierbas, peces muertos e, incluso, carroña.
«Una peta de río es adulta a los 6 años, cuando ya se puede reproducir, para que las tortuguitas que liberamos tengan más esperanzas de supervivencia, las hacemos crecer en el campamento hasta que endurezcan su caparazón y no sean presa fácil de otras especies depredadoras», comentó el guardaparque Joel Pérez, encargado de alimentar y cambiar al agua a las petitas tres veces al día, ya que el alimento fermenta el agua.
Para que los pequeños quelonios crezcan hasta su liberación han sido alimentados con cañuela, pescados y raciones medidas de alimento balanceado para peces.
Para hablar de repoblamiento de tortugas en Pando es inevitable mencionar a la señora Maida Kerdy Aguilera, más conocida como doña Turca. Ella se considera una apasionada por las petas; desde el 2010, primero como autoridad y luego a manera personal, llegó a rescatar y liberar en el río Tawamanu, en lagunas naturales y privadas, exactamente 86.233 tortugas. Esta es una historia de compromiso que contaremos más adelante, por ahora, queremos mostrar el trabajo del cuerpo de protección de la Reserva Manuripi, que con mucho esfuerzo y dedicación ha logrado sus primeros frutos y están motivados a seguir con la implementación de una laguna, obra que ya tiene algunos avances en el Campamento San Silvestre.
*Con datos de Eduardo Franco Berton. Esta nota fue publicada inicialmente en la página de la Red Ambiental de Información (RAI)
Imagen principal: Petas de río en el momento de ser liberadas en el río Manuripi. Créditos: Eduardo Franco Berton