BRECHA. El crecimiento demográfico supera la cantidad de nuevas conexiones. Al ritmo actual, en 2030 habrá 660 millones de personas sin acceso a electricidad.
El mundo está lejos de poder alcanzar el séptimo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados para 2030, que propone «garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna», y, peor aún, por primera vez en una década, se revierten los avances en el acceso básico a energía. Así lo señala el «Informe de progreso energético 2024», elaborado por la Agencia Internacional de Energía, la Agencia Internacional de Energías Renovables, la División de Estadísticas de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud.
La brecha mundial en el acceso a la energía se agrava a medida que el crecimiento demográfico supera la cantidad de nuevas conexiones: 685 millones de personas viven sin acceso a la electricidad y 2.100 millones siguen dependiendo de combustibles nocivos para cocinar, señala el informe.
Si se mantienen las políticas actuales, en 2030 todavía habrá 660 millones de personas sin acceso a la electricidad y alrededor de 1800 millones sin acceso a tecnologías y combustibles limpios para cocinar. Los avances en las tasas de eficiencia energética también están rezagados: llegan a sólo el 2,3 %, muy por debajo del nivel necesario para alcanzar la meta del ODS 7.
Este objetivo busca lograr el acceso universal a la electricidad y a formas limpias de cocinar, duplicar los niveles históricos de mejora de la eficiencia energética y aumentar considerablemente la proporción de energías renovables en el conjunto de fuentes energéticas en el mundo. El logro de este objetivo tendrá un profundo impacto en la salud y el bienestar de las personas, ya que ayudará a protegerlas de riesgos ambientales y sociales como la contaminación atmosférica, y ampliará el acceso a la atención y los servicios de salud primarios.
El informe, que hace un seguimiento desde 2015, señala que los esfuerzos actuales no son suficientes para cumplir a tiempo este objetivo, aunque se han logrado algunos progresos en elementos específicos como el aumento del despliegue de energías renovables en el sector eléctrico.
En este informe se confirma que el número de personas sin acceso a la electricidad aumentó por primera vez en más de una década, ya que la población creció (principalmente en África subsahariana) a un ritmo mayor que el de las nuevas conexiones eléctricas: en 2022 carecían de electricidad 685 millones de personas, 10 millones más que en 2021.
Diversos factores contribuyeron a esta situación: la crisis energética mundial, la inflación, el creciente sobreendeudamiento en muchos países de ingreso bajo y el aumento de las tensiones geopolíticas. No obstante, la implementación de soluciones energéticas descentralizadas, en gran parte basadas en energías renovables, ayudan a acelerar el avance, en especial en las zonas rurales, donde viven 8 de cada 10 personas sin acceso.
Mientras tanto, 2.100 millones de personas aún no pueden acceder a tecnologías y combustibles limpios para cocinar, cifra que se mantuvo prácticamente sin cambios el año pasado. Esto conlleva enormes consecuencias para la salud, la igualdad de género y el medio ambiente, ya que contribuye a provocar 3,2 millones de muertes prematuras cada año.
En los aspectos positivos, la energía renovable ha mostrado un fuerte crecimiento en los últimos dos años, y la tasa de mejora de la eficiencia energética se incrementa gradualmente después de la disminución producida durante la pandemia de Covid-19, aunque todavía lejos de la meta. Más de 130 países se han comprometido a triplicar la capacidad de generación de energía renovable y duplicar la tasa de eficiencia energética.
Se requieren medidas concretas inmediatas para cumplir con estas metas, en especial para abordar la marcada disparidad en la inversión en energía limpia, el 80 % de la cual seguía concentrada en solo 25 países en 2022.
El informe se presentará a los principales responsables de la toma de decisiones en un evento especial de lanzamiento el 15 de julio, durante el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible, en el que se supervisan los avances respecto de los ODS.
Los autores instan a la comunidad internacional a reorientar sus esfuerzos y brindar el apoyo financiero, tecnológico y normativo necesario para reducir el déficit en el acceso y garantizar que todos los países y comunidades puedan beneficiarse de un despliegue acelerado de las energías renovables y una mayor eficiencia energética.
“Para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7, necesitaremos muchas más inversiones en las economías emergentes y en desarrollo. En la actualidad, solo una pequeña parte del total de la inversión en energía se destina a los países donde los problemas de acceso a la electricidad y a las formas limpias de cocinar son críticos, en particular en África subsahariana. Además de beneficios climáticos y ambientales, abordar estos desafíos traerá consigo una serie de ventajas sociales y económicas, vinculadas a la igualdad de género, la salud, la educación y el empleo. En nuestra reciente Cumbre sobre Formas Limpias de Cocinar en África se movilizaron USD 2200 millones, lo que generó impulso para seguir avanzando”, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía.
“Año tras año, las energías renovables aparecen como elemento clave en la ampliación del acceso a la energía y la electricidad gracias a la expansión constante de la capacidad de generación. Pero la disparidad en la distribución sigue siendo notoria. No solo corremos contra el reloj para alcanzar el objetivo, sino que también les seguimos fallando a los más desatendidos del mundo. La comunidad internacional debe reconocer la urgencia de la situación para acelerar las inversiones en infraestructura de energía renovable y en tecnologías sostenibles, haciendo hincapié en los países menos adelantados y las economías en desarrollo”, Francesco La Camera, director general de la Agencia Internacional de Energías Renovables.
“La contaminación atmosférica y la pobreza energética se cobran vidas, provocan sufrimiento y obstaculizan el desarrollo. Es esencial acelerar la transición hacia tecnologías limpias para cocinar y utilizar energía limpia a fin de proteger la salud de los 2100 millones de personas que carecen de acceso, y la salud del planeta, del que dependen todas las formas de vida”, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud.