INFORME. Es preciso avanzar hacia la economía circular, trabajar en conexión con la naturaleza y con visión de futuro. Esas son algunas de las alternativas.
Durante años los científicos han advertido del daño que se le está causando al medioambiente, pero no se han tomado medidas significativas. Mientras el cambio climático está empeorando, el consumo de combustibles fósiles sigue batiendo récords. Además, se prevé que los residuos domésticos se dupliquen de aquí a 2050.
Esto repercute en el aumento de las desigualdades y la intensificación de crisis como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, y la contaminación. Por ello, el informe Riesgos de Desastres Interconectados 2025: Una nueva página, publicado por el Instituto para el Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de la ONU (UNU-EHS, por sus siglas en inglés) presenta un enfoque para reducir los riesgos.
“Durante años, los científicos nos han advertido del daño que estamos causando a nuestro planeta y de cómo detenerlo. Pero no estamos tomando medidas significativas”, afirma la catedrática Shen Xiaomeng.
“Sabemos que el cambio climático está empeorando, pero el consumo de combustibles fósiles sigue batiendo récords. Ya tenemos una crisis de residuos, pero se prevé que los residuos domésticos se dupliquen de aquí a 2025”, explica Xiaomeng.
Por ello, es necesario avanzar hacia una nueva forma de pensar y de pensar. El informe incluye cinco propuestas para mitigar las amenazas.
Dar paso a una economía circular
Es necesario repensar el concepto de residuos, apoyando un modelo que de paso a una económica circular, y priorice la durabilidad, la reparación y la reutilización. Por ejemplo, para producir aluminio reciclado se necesita 95% menos de energía en comparación con la producción primaria.
Anualmente se producen 2.000 millones de toneladas de residuos domésticos, gran parte de los cuales se depositan en vertederos o se queman. Se estima que podrían duplicarse hasta 2050.
Un millón de especies en peligro de extinción
Otro cambio necesario es realinearse con la naturaleza buscando cambios positivos. Por ejemplo, el informe indica que en Europa se prevé la restauración de 25.000 kilómetros de ríos para que fluyan libremente de aquí a 2030.
La explotación de la naturaleza ha llevado a la desforestación, la extinción de especies y al colapso de los ecosistemas, un millón de especies de plantas y animales están en peligro de extinción. Destruir la naturaleza acaba con recursos importantes para la supervivencia humana como el agua limpia y los alimentos.
Responsabilidad colectiva y visión a largo plazo
Además, se debe abogar por una visión de responsabilidad mundial colectiva, ya que los recursos y las oportunidades están desigualmente distribuidos. Las naciones y los individuos de mayores recursos contribuyen de forma desproporcionada a las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que los más pobres se ven más afectados por los desastres relacionados al cambio climático.
La mitad más pobre de la población sufre el 75% de las pérdidas relativas de ingresos debidas al cambio climático, a pesar de ser responsable de sólo el 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El informe también incita a pensar en las generaciones futuras y en cómo las decisiones actuales pueden tener repercusiones a largo plazo. Propone, por ejemplo, una visión a largo plazo en la elaboración de políticas.
Por último, revela un desequilibrio de valores en el que lo económico suele anteponerse a otro valor, lo cual se debe redefinir. Por ejemplo, en algunos lugares las tierras deforestadas se valoran hasta 7,5 veces mpas que las forestales.
Fuente: ONU Noticias
Foto principal: Comunidades de Vietnam reciben suministros de agua, saneamiento e higiene de la ONU. Estas acciones salvan vidas tras el paso de un tifón por el país. Crédito: © UNICEF/Do Khuong Duy