DESIGUALDAD. El desarrollo está dejando atrás a los más pobres. El repunte tras la pandemia del Covid-19 ha sido parcial, incompleto y desigual. Las proyecciones muestran retrocesos permanentes en los próximos años.
Los avances desiguales del desarrollo están dejando atrás a las personas más pobres, exacerbando la desigualdad y avivando la polarización política a escala mundial. El resultado es una peligrosa paralización que debe abordarse urgentemente mediante la acción colectiva, según un nuevo informe publicado hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El Informe sobre Desarrollo Humano 2023/2024, titulado “Romper el bloqueo: reinventar la cooperación en un mundo polarizado”, revela una tendencia preocupante: el repunte del Índice de Desarrollo Humano (IDH) mundial -una medida resumida que refleja el Ingreso Nacional Bruto per cápita, la educación y la esperanza de vida de un país- ha sido parcial, incompleto y desigual.
Se proyecta que el IDH alcance máximos históricos en 2023, tras los pronunciados descensos registrados en 2020 y 2021. Pero este progreso es profundamente desigual. Los países ricos están experimentando niveles récord de desarrollo humano, mientras que la mitad de los países más pobres del mundo permanecen por debajo de su nivel de progreso anterior a la crisis. Las desigualdades mundiales se ven agravadas por una importante concentración económica. Como se indica en el informe, casi el 40 % del comercio mundial de bienes se concentra en tres o menos países; y en 2021 la capitalización bursátil de cada una de las tres mayores empresas tecnológicas del mundo superó el Producto Interior Bruto (PIB) de más del 90 % de los países ese año.
“El aumento de la brecha de desarrollo humano que revela el informe muestra que la tendencia de dos decenios de reducción constante de las desigualdades entre las naciones ricas y pobres se está invirtiendo. A pesar de nuestras sociedades globales profundamente interconectadas, nos estamos quedando cortos. Debemos aprovechar nuestra interdependencia, así como nuestras capacidades, para abordar nuestros retos compartidos y existenciales y garantizar que se cumplan las aspiraciones de las personas”, declara Achim Steiner, administrador del PNUD.
“Este bloqueo tiene un importante coste humano. El fracaso de la acción colectiva para avanzar en la lucha contra el cambio climático, la digitalización o la pobreza y la desigualdad no solo obstaculiza el desarrollo humano, sino que agrava la polarización y erosiona aún más la confianza en las personas y las instituciones en todo el mundo”, añade Steiner.
El informe sostiene que el avance de la acción colectiva internacional se ve obstaculizado por una emergente “paradoja de la democracia”: mientras que nueve de cada diez personas en todo el mundo respaldan la democracia, más de la mitad de los encuestados a nivel mundial expresan su apoyo a líderes que pueden socavarla saltándose las normas fundamentales del proceso democrático, según los datos analizados en el Informe. La mitad de las personas encuestadas en todo el mundo afirman no tener ningún control significativo sobre sus vidas, y más de dos tercios creen que tienen poca influencia en las decisiones de su gobierno.
La polarización política es también una preocupación creciente con repercusiones mundiales. Según los autores del informe, esta sensación de impotencia está alimentando enfoques políticos orientados hacia adentro de los países y en clara contradicción con la cooperación mundial necesaria para abordar problemas urgentes como la descarbonización de las economías, el uso indebido de las tecnologías digitales y los conflictos. Esto es especialmente alarmante a la luz de las temperaturas récord de 2023, que ponen de relieve la necesidad inmediata de una acción unida para hacer frente a la crisis climática, o en el advenimiento de la inteligencia artificial como una nueva frontera tecnológica en rápida evolución con escasos o nulos mecanismos regulatorios de protección.
El informe destaca que la desglobalización no es factible ni realista en el mundo actual y que la interdependencia económica sigue siendo elevada. Ninguna región se acerca a la autosuficiencia, ya que todas dependen de las importaciones de otras regiones en un 25 % o más de al menos un tipo importante de bienes y servicios .
El informe subraya cómo se está reconfigurando la interdependencia mundial y reclama una nueva generación de bienes públicos globales. Propone cuatro ámbitos de actuación inmediata: enfocados en los bienes públicos del planeta, para la estabilidad climática; bienes públicos globales digitales, para una mayor equidad en el aprovechamiento de las nuevas tecnologías; mecanismos financieros nuevos y ampliados, y reducir la polarización política.
Más datos clave
- Todas las regiones en desarrollo no han alcanzado los niveles de IDH previstos según la tendencia antes de 2019. Parecen haber descendido a una trayectoria de IDH inferior, lo que indica posibles retrocesos permanentes en el progreso futuro del desarrollo humano.
- El Informe cita estudios que indican que los países con gobiernos populistas tienen tasas de crecimiento del PIB más bajas. Quince años después de la toma de posesión de un gobierno populista, se observa que el PIB per cápita es un 10 % inferior al que podría ser en un escenario de gobierno no populista.