Nace comité impulsor para el financiamiento y sostenibilidad de las áreas protegidas

SOSTENIBILIDAD. El Sernap requiere cerca a Bs 70 millones al año para mantener las actividades básicas en las áreas protegidas, pero el manejo integral demanda 160 millones. El objetivo es movilizar a diferentes actores para garantizar la protección de estos espacios esenciales para la provisión de agua, entre otros elementos.

Reconociendo la trascendental importancia que tienen las áreas protegidas nacionales para la conservación del patrimonio natural y cultural del país y para su desarrollo integral en las dimensiones social, cultural, económica y ambiental, varias entidades firmaron un acuerdo de implementación conjunta en el marco del Plan Estratégico Financiero (PEF) del Sernap (Servicio Nacional de Áreas Protegidas)  y del “Pacto por la Vida”. Este acuerdo incluye a la sociedad boliviana e internacional, y compromete y hace corresponsables a todos en la búsqueda de la viabilidad, la sostenibilidad y la efectividad del manejo de las áreas protegidas nacionales, impulsando la identificación y desarrollo de nuevos mecanismos financieros y no financieros para el manejo integral de estas áreas.

Este comité impulsará, entre otros mecanismos financieros y no financieros de fortalecimiento, el Proyecto de Financiamiento Permanente (PFP) que es uno de los elementos de movilización de fondos identificado por el PEF, y cuyo objetivo es buscar la sostenibilidad financiera a largo plazo de las áreas protegidas bajo un proceso definido y acorde a experiencias a nivel internacional, basándose en el “Pacto por la Vida”.

Bajo ese objetivo común, el comité impulsor del “Pacto por la Vida” está conformado por organizaciones como la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Fundesnap) principal proponente de la iniciativa y que le brindará asistencia técnica y financiera; la Fundación Noel Kempff Mercado, World Wildlife Found Inc. Bolivia (WWF), Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre (WCS Bolivia por sus siglas en inglés) y Conservación Internacional Bolivia, entre otras organizaciones, en el marco de las gestiones del Sernap.

Reserva Nacional de Vida Silvestre Amazónica Manuripi (RNVSA Manuripi). Foto: Fundesnap

La urgencia de canalizar recursos

Actualmente las áreas protegidas (AP) tienen un marco de gestión básica limitada. Si bien tienen muchos requerimientos como más personal para fortalecer los cuerpos de protección, medios de transporte, combustible, mantenimiento y equipos adecuados, entre otros, carecen de financiamiento, lo que hace que frecuentemente, los guardaparques deban financiar sus propias operaciones. En ocasiones, el área protegida debe solicitar apoyo de algunas entidades para poder financiar reuniones u otras actividades, explicó Sergio Eguino, director ejecutivo de Fundesnap.

Para evitar este tipo de situaciones, es preciso canalizar recursos de todo tipo. En el PEF está calculado el costo de mantenimiento de un área protegida, con el personal, equipo y recursos sugientes para operar. Los recursos que entrega el Estado, a través del Tesoro General de la Nación (TGN), cubren sólo un 26%). El resto del financiamiento proviene de aportes presupuestarios, programas y proyectos de cooperación internacional; fondos fiduciarios (fideicomiso); el SISCO (Sistema de cobros por ingreso de turistas a las áreas protegidas y algunas compensaciones de proyectos, obras y actividades en dichas AP como en el caso de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENDE) que brinda algunos fondos, pero sin salir del nivel de lo básico.

El comité impulsor proyecta apoyar en las gestiones necesarias que el PEF plantea y contribuir a construir y activar nuevos mecanismos para disponer de recursos y reforzar los mecanismos financieros que ya existen. Por ejemplo, en el caso del sistema de cobro por ingreso de turistas, se puede diversificar y mejorar con relación a tipos, servicios y ofertas de turismo, mejorando los ingresos de las AP, del país y de las comunidades, por su efecto multiplicador.

Riqueza escénica y gran variedad ecosistémica son algunas particularidades de las áreas protegidas en Bolivia. Foto: Fundesnap

Áreas protegidas garantizan el suministro de agua

También hay otros fondos de compensación que deben activarse, pues muchas áreas protegidas se constituyen en fuentes que garantizan el abastecimiento de agua para las grandes ciudades, la industria, la producción, la agricultura, etc. Es el caso del Parque Nacional Amboró, en Santa Cruz; la Reserva Biológica de la Cordillera de Sama, en Tarija; el Parque Nacional Tunari, en Cochabamba; y el Parque Nacional Cotapata, en La Paz; entre otras. En la actualidad, carecen de recursos para salvaguardar los insumos vitales que proveen, tal es el caso del PN ANMI Cotapata (Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado), los recursos económicos que se le asignan son escasos y, por tal motivo, no está en condiciones de garantizar el agua con la que aporta a gran parte de la ciudad de La Paz.

Eguino explicó que el SERNAP requiere aproximadamente 70 millones de bolivianos anuales para atender lo básico, pero se precisan más de 160 millones anuales para cumplir a cabalidad con sus funciones, lo cual permitiría que el SERNAP realmente garantice la conservación y el uso sustentable, inclusive el desarrollo de proyectos productivos, pasando de una gestión básica a una efectiva.

El Parque Nacional Sajama es uno de los precursores de las áreas protegidas en Bolivia. Foto: Fundesnap

Diversificar las fuentes de financiamiento

Los nuevos recursos pueden llegar a través de diversos mecanismos financieros como turismo, fondos de agua, de compensación o aquellos que lleguen directamente para programas y proyectos de fomento a la producción u otros, que deben estar vinculados a la salud y educación ambiental. Esto permitiría la diversificación de las fuentes de ingresos. En países como Brasil, Colombia, Ecuador y Costa Rica, entre otros, un mecanismo que está funcionando es el Proyecto de Financiamiento para la Permanencia (PFP), es a lo que apunta el PEF del SERNAP. Este movimiento que es a nivel internacional, es orientado y apoyado por WWF y otras organizaciones. En Bolivia, el comité impulsor apoyará preferentemente a la activación de proyectos que no sólo se limitan a las gestiones financieras, sino comprenden niveles políticos tanto ante el gobierno, instituciones internacionales y, por supuesto, organizaciones de la sociedad civil, además de vínculos con cooperación y nuevos donantes.

“Esa cooperación es bilateral, multilateral, pública, privada, nacional e internacional, entonces con este comité se logran diversificar las posibilidades y, sobre todo, también tener de la sociedad civil, que es la que siempre garantiza la continuidad de los procesos, que se pueda tener mayor fortaleza en esta proyección y en esta estrategia”, expresó Sergio Eguino, director ejecutivo de Fundesnap.

FUENTE: Esta nota fue elaborada por Vladimir Ledezma y publicada inicialmente por la Agencia de Noticias Ambientales.