ESTUDIO. El IME, Unifranz y el PNUD hicieron una encuesta en las capitales del eje para identificar las características del emprendimiento femenino informal y proponer lineamientos para impulsar políticas públicas.
Lourdes Montero, Susana Harriette, Alicia Olivares y Pamela Requena son bolivianas. Las cuatro son emprendedoras de éxito, cada una con una historia particular y problemas comunes; con formaciones diferentes y con diversas motivaciones a la hora de emprender. Ellas han dado el paso a la formalidad, sus negocios van escalando y han incorporado elementos de sostenibilidad, en un camino complejo y donde enfrentan barreras como las dificultades en el acceso a financiamiento.
Sus historias son las de muchas emprendedoras y forman parte particularidades que se identificaron en el «Perfil de la mujer emprendedora: dinámicas de emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal», un documento elaborado por el Instituto de la Mujer y Empresa (IME), la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) y el Programa de Naciones para el Desarrollo (PNUD), y cuyo objetivo es establecer una base para la generación y propuesta de políticas públicas.
El trabajo se desarrolló en el marco del desafío mundial de empoderar a las mujeres, como un elemento crucial para impulsar la economía, además de la necesidad de avanzar en la igualdad de género. El objetivo fue identificar las expectativas y desafíos y «revelar la ruta y dinámicas de los emprendimientos femeninos en la economía informal». Las emprendedoras bolivianas hoy presentan diversos perfiles, los que reflejan los niveles de instrucción, edad, habilidades digitales y el nivel de bancarización. Además, el estudio permitió establecer perfiles según la actitud emprendedora, entre los que se encuentran las emprendedoras, las artesanas y empresarias circunstanciales, las de espíritu emprendedor y las agremiadas, cada una con sus particularidades.
El 60% de la población mundial en edad de trabajar está en la informalidad. Esto significa 2.000 millones de trabajadores. El 95% son micro, pequeñas y medianas empresas, de las cuales, el 70% están lideradas por mujeres.
El estudio recomienda que las nuevas políticas deben incorporar acciones estratégicas para la diversidad e inclusión, adaptándose a los diferentes perfiles de las emprendedoras, impulsando el cierre de la brecha digital y la formación continua, y brindando apoyo integral para el acceso a redes de soporte, capital y financiamiento. Además, debe haber un decidido fomento al emprendimiento femenino, entendiendo que mayoritariamente surge por necesidad, por lo cual las políticas públicas y privadas deben enfocarse en la economía del cuidado; impulsar la inclusión financiera y digital, promoviendo el empoderamiento económico femenino; establecer mecanismos de cocreación y generar confianza en el sistema financiero; y fomentar y fortalecer comunidades de aprendizaje e intercambio.
El perfil de la emprendedora boliviana en la economía informal
Si bien el estudio estableció diversos perfiles, la muestra establece que, en promedio, la emprendedora boliviana tiene 39 años, un 76% se autoidentifica como jefa de hogar, un 37% tiene educación secundaria y un 41% cuida a un dependiente. Además, el 56% tiene una propiedad registrada a su nombre, un35% pertenece a una asociación o sindicato, un 76% usa internet y un 41% lo hace para su impulsar sus negocios.
A la hora de emprender, un 65% opta por el comercio, el 20% por los servicios y un 7% por la manufactura. Un 72% de las encuestadas emprende en solitario y sólo 3% tiene un socio. El 23% comparte la propiedad con su pareja o un familiar.
El uso de productos financieros y la inclusión femenina sigue siendo un tema pendiente, aunque ya entre un 50 y un 64%, dependiendo de la ciudad, tiene cuenta bancaria, el uso para los negocios apenas llega al 50% en Santa Cruz y es del 33% en El Alto. El QR se ha instalado como el medio preferido de cobre y el uso de tarjeta de crédito o débito es prácticamente inexistente. En lo que se refiere al control de ingresos y gastos, apenas un 8% usa herramientas digitales y un 45% no realiza ningún tipo de registro.
Dinámicas de emprendimiento
Necesidad antes que oportunidad, la posibilidad de conciliar el trabajo con la familia y disponer de tiempo propio, y también seguir una tradición familiar, especialmente en Santa Cruz. Esas son las principales razones para emprender desde la informalidad. Un 57% de las nuevas emprendedoras tiene experiencia laboral y de este grupo, el 80% renuncia a su fuente laboral. En la etapa de inicio, un 57% arriesga sus ahorros propios, un 11% pide préstamo a un familiar y 28% acude a una entidad financiera.
En la fase de crecimiento, crece el acceso servicios financieros y las horas dedicadas al negocio. Un 45% solicita crédito, de las cuales, un 78% lo usa en el negocio. A la hora de pedir préstamos, el 73% acude a entidades financieras.
Un dato preocupante: el 73% dedica 72 horas semanales a sus negocios y el 21% más de 81 horas, concentrando la mayor carga laboral durante el fin de semana. A esto deben sumar la responsabilidad del cuidado en el hogar.
A la hora de establecer el perfil de sus negocios, estos se clasifican en ambulantes y de la calle, familiares, comerciales, servicios y negocios especializados dirigidos a grandes clientes.
Las barreras hacia la formalidad
Las complejidades impositivas, la incapacidad económica para cumplir con las obligaciones regulares, la desinformación, los prejuicios y la desconfianza en la administración pública, son las principales barreras. El salto a la formalidad está impulsado por la necesidad de tener legitimidad y credibilidad para evitar multas o clausuras y poder facturar a clientes que lo requieren; y la evolución del negocio, la formalidad es una exigencia para continuar creciendo.
Aquí pueden encontrar el documento completo: «Perfil de la mujer emprendedora: dinámicas de emprendimientos liderados por mujeres en la economía informal»