EXPERIENCIAS. No obstante, existen buenas prácticas y se buscan soluciones que incorporen conocimiento, tecnología e innovación.
Karina Vargas Alba
Bolivia ocupa el tercer lugar entre los países con mayor deforestación y tiene el mayor índice per cápita en este indicador; los ciclos de agua se van alterando progresivamente, con un incremento de la sequía; las áreas naturales pierden terreno ante la depredación; y Santa Cruz de la Sierra genera 1.942 toneladas y sólo el 8,1% del material reciclable se recupera. Estos son algunos ejemplos de cómo se está afectando el medio ambiente y la urgencia de establecer cambios para mitigar el daño y contribuir a su conservación.
La ausencia de políticas públicas o la incongruencia en la aplicación de las que ya existen, la falta de coordinación en los tres niveles del Estado, y el desconocimiento y falta de compromiso de la población, son algunos de los factores que impiden avanzar en los desafíos que se han establecido a nivel mundial y que hoy se ratifican en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente: restaurar las tierras, detener la desertificación y combatir la sequía.
Dos jornadas de reflexión impulsadas por el Colegio de Ingenieros Ambientales (CIAM) de Santa Cruz, permitieron identificar los principales desafíos y conocer algunas soluciones que ya se están aplicando en lo que se refiere a la restauración de áreas naturales, la recuperación de suelos y el combate a la desertificación, la gestión sostenible del agua y la resiliencia frente al cambio climático.
Un análisis en el que participaron expertos, representantes de la Gobernación de Santa Cruz y de la Alcaldía de Santa Cruz de la Sierra, de diferentes organizaciones que trabajan en el y donde otra de las coincidencias fue la necesidad de definir políticas y acciones bajo criterios técnicos, además de generar capacidad de gestión para avanzar.
En materia de deforestación, «una de las principales debilidades es la falta de mecanismos que ayuden a poner en valor el bosque y contribuir a su conservación, permitiendo que actores como los pueblos indígenas, se beneficien y sean compensados por el esfuerzo que hacen para preservar», dijo Jordi Surkin, director de Conservación de WWF.
El crecimiento de la población exige respuestas para frenar el impacto por la demanda de espacio y de agua, entre otros aspectos, lo que afecta la conservación de las áreas protegidas, la calidad de los suelos y los acuíferos, con el consiguiente impacto, por ejemplo, en la provisión de agua. Esto se evidencia en sectores como las Lomas de Arena, donde se espera la ampliación de la pausa ambiental para intentar mitigar el daño en esa zona de recarga hídrica para la ciudad.
«En el caso del agua, es esencial priorizar el consumo humano por encima de cualquier otro uso. Su buen manejo demanda datos y conocimiento, para definir acciones que tengan un impacto real y que responda a las características de cada zona», afirmó la hidrogeóloga Mónica Guzmán.
Como ejemplo, citó el caso de San José de Chiquitos, que tiene 900 milímetros de precipitaciones anuales, pero concentradas en ciertos períodos, mientras en otros, incluso no hay agua para el consumo humano. Por ello, se ha iniciado un proyecto piloto para la siembre y cosecha de agua, a partir de la identificación de conexiones a través de fracturas y que las aguas del Sutó fluyan también durante la época de sequía.
En otras regiones, como el Chaco, también la disponibilidad de agua está por debajo de los promedios históricos. Entonces, el desafío es proteger los recursos hídricos y tener agua segura, con una adecuada combinación entre calidad y cantidad.
La creación de fondos de agua aparece como una alternativa. El Torno ya lo tiene y, a través del aporte de los usuarios, desarrolla programas de protección de sus cabeceras de cuenca, pero el objetivo es poder canalizar financiamiento. Otros municipios, como Samaipata y Los Negros, están avanzando en ese sentido. En la Región Metropolitana el desafío está lanzado.
En el departamento, existen alrededor de 80 entidades prestadoras de servicio para la provisión de agua, las que están bajo la supervisión de la entidad reguladora. Sin embargo, hay entre 15 mil y 19 mil comités de agua a los cuales es casi imposible hacer seguimiento, expresó la responsable de regional de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento Básico (AAPS), Aleyda Lozada.
Soluciones integrales y estratégicas
Los problemas actuales sólo se pueden enfrentar de manera integral y con una mirada estratégica, que permita sumar a diferentes sectores. La directora de Recursos Naturales del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz, Julieta Valverde, expresó que «se debe actuar a nivel de servicios ecosistémicos, entendiendo cómo aportan los bosques a la regulación hídrica y a la seguridad alimentaria, lo que permitirá promover acciones de restauración ligadas a la actividad productiva de las comunidades y la preservación de los recursos naturales. Esto permite sumar actores y esfuerzos, y generar acciones con impacto social y económico».
Hay coincidencia en que la restauración puede ser muy costosa, pero es importante trabajar con actores locales, a través de iniciativas como los viveros, donde la comunidad pueda trabajar y lograr ingresos; se deben identificar las áreas estratégicas como cabeceras de cuenca, zonificar y planificar para descubrir las potencialidades. No obstante, el temor constante es que la destrucción avanza más rápido que la regeneración.
La agricultura y la ganadería regenerativa también son una alternativa. Hoy lo reafirmó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), al señalar que la agricultura desarrollada mediante prácticas sostenibles puede desempeñar una función importante para revertir los efectos nocivos al medioambiente de esta actividad, como la contaminación del agua o la desertificación. La agricultura “puede considerarse entre las principales fuentes de contaminación del agua por nitratos, fosfatos y plaguicidas, así como de gases responsables del efecto invernadero, metano y otros tipos de contaminación del aire y del agua”.
También existe un espacio importante para la innovación tecnológica y las soluciones basadas en la naturaleza también en temas como saneamiento, esencial para evitar la contaminación de pozos y vertientes. Por ejemplo, se evalúa la construcción de plantas de tratamiento compactas, en terrenos de 500 metros cuadrados, que no emanan olores y tienen un costo más bajo de mantenimiento.
En las comunidades avanzan experiencias esperanzadoras, como los negocios que van surgiendo a partir de productos del bosque y donde se pueden combinar los conocimientos ancestrales con los aportes de la ciencia y la tecnología, que hoy se traducen en procesos como la agricultura y ganadería regenerativas, el uso de drones para lograr mayor eficiencia y aprovechamiento en la misma extensión de tierra, la silvicultura o la apicultura.
El municipio capitalino está trabajando en el Curichi La Madre, donde se producen plantines de especies nativas para distribuirlos en ese lugar y en el cordón ecológico. El jefe de Saneamiento Básico del municipio, Adib Ayad, explicó que se ha hecho un estudio de especies para evaluar cómo se alimenta la fauna, apenas el 12% de las especies vegetales dan fruto de enero a junio, 88% el resto del año. Por ello, se priorizarán especies que brinde alimentos durante el primer semestre del año, para evitar que los animales migren, lo que implica diversos peligros para ellos.
Al rescate de las ciudades
Un elemento esencial para el cuidado del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático es el rescate y preservación de los bosques urbanos y su conectividad. La Región Metropolitana de Santa Cruz puede impulsar acciones en ese sentido, lo que impactará en la absorción de agua en los suelos y en la regulación hidroclimática.
Esto queda claro cuando se toman en cuenta datos como el siguiente. El Curichi La Madre, en sus casi 50 hectáreas, captura alrededor de 5.200 toneladas de C02 cada año. Los 600 árboles del primer anillo y los 1.500 del segundo, también cumplen un rol importante.
El manejo de las aguas residuales es una tarea urgente para públicos y privados, además de recuperar las áreas verdes como zonas de recarga, para lo cual el municipio está elaborando un plan. A esto se suma la voluntad de generar un modelo circular en el tratamiento de la basura, que tiene como siguiente paso la licitación y construcción de una planta que procesará 1.200 toneladas diarias de residuos.
El compromiso ciudadano
Uno de los principales desafíos es que la población se comprometa con la defensa del medio ambiente. La reacción colectiva se produce ante situaciones de desastre o emergencias, como sucedió en 2019, frente a los incendios de la Chiquitanía, o en 2015 y 2016, cuando La Paz enfrentó la escasez de agua. “El gran desafío es que se las quiera de verdad. Si uno personificara las áreas protegidas, son las más odiadas, todo el mundo las ataca, a pesar del gran beneficio vital que generan para todos”, afirmó el periodista Roberto Navia, que a través de “Nómadas”, refleja los problemas que se enfrentan en diferentes regiones del país, especialmente en el oriente.
El municipio y la Gobernación impulsan la educación y capacitación ambiental. Los estudiantes son clave en este proceso, pero también se requiere la participación del sector privado. Es esencial saber qué pasa en el bosque y cómo afecta en las ciudades, esa parte esencial de la toma de conciencia, afirman los expertos.
Todo suma
Desde la sociedad civil también hay esfuerzos, muchas veces aislados, para contribuir al cuidado del medio ambiente. Así avanzan los emprendedores del proyecto Bionegocios Guarayos, que han asumido el compromiso de la preservación del bosque; surgen alternativas como Arbolia, la startup que ofrece la adopción de árboles para evitar su tala e impulsar su integración con actividades como el ecoturismo; la cruzada de Luciano Antelo, un estudiante de 15 años, que ha abrazado la causa ambiental a través de sus libros y campañas y que sueña con llegar a las Naciones Unidas para decirle al mundo que “el futuro está aquí”; la producción de miel que protege a las abejas y áreas protegidas en Lagunillas; la reciente creación de la Red Juvenil Departamental de Santa Cruz por el Clima; o las empresas que han incorporado prácticas sostenibles en su hoja de ruta hacia el 2030 y 2050.
Un reflejo de que el cuidado del medio ambiente es tarea y compromiso de todos.