IMPACTO. Los últimos 12 meses registraron las temperaturas más altas de las que se tiene registro y las emisiones continúan aumentando. La ONU urge a tomar medidas concretas.
Mayo de 2024 fue el más caluroso hasta la fecha, cerrando un ciclo de doce meses con las temperaturas más altas de las que se tiene registro. El dato fue entregado por el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Comisión Europea y coincidió con el Día Mundial del Medio Ambiente,
“Son ya doce meses consecutivos de los meses más calurosos de la historia (…) Nuestro planeta está intentando decirnos algo. Pero parece que no escuchamos”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, agregando que “al igual que el meteorito que acabó con los dinosaurios, nuestro impacto es enorme. En el caso del clima, no somos los dinosaurios. Somos el meteorito”.
Otros datos revelan que el presupuesto de carbono restante para limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 grados es de unos 200.000 millones de toneladas. “Esa es la cantidad máxima de dióxido de carbono que puede soportar la atmósfera terrestre si queremos tener alguna posibilidad de mantenernos dentro del límite. La verdad es que (…) estamos agotando el presupuesto a una velocidad temeraria, arrojando unos 40.000 millones de toneladas de dióxido de carbono al año”, dijo.
Y aunque las emisiones mundiales deberían disminuir un 9% cada año hasta 2030, el año pasado aumentaron un 1%.
1,5 grados no es un objetivo, es un límite físico
Además, el último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) sobre el Estado del Clima, señala que existe un 80% de probabilidades de que la temperatura media anual mundial supere temporalmente los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, durante al menos uno de los próximos cinco años.
En 2015, esta probabilidad era casi nula. La agencia prevé que la temperatura media global cercana a la superficie para cada año entre 2024 y 2028 sea entre 1,1 °C y 1,9 °C superior a la referencia de 1850-1900. De igual forma, es probable, en un 86%, que al menos uno de esos años establezca otro récord de temperatura, superando a 2023, que es actualmente el año más cálido.
Guterres expresó que la batalla para limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados se ganará o se perderá en la década de 2020, “bajo la vigilancia de los líderes de hoy”. Recordó que la diferencia entre 1,5 y 2 °C podría ser la diferencia entre la extinción o la supervivencia de algunos pequeños Estados insulares y comunidades costeras. “1,5 grados no es un objetivo, es un límite físico”, dijo.
La parodia de la justicia climática
“El 1% más rico emite tanto como dos tercios de la humanidad”, prosiguió, “y es una parodia de justicia climática que los menos responsables de la crisis sean más afectados: los más pobres, los países más vulnerables, los pueblos indígenas las mujeres y las niñas”.
Guterres señaló que el cambio climático está golpeando a la gente donde más le duele: desde la ruptura de las cadenas de suministro hasta el aumento de los precios, pasando por la creciente inseguridad alimentaria y la imposibilidad de asegurar los hogares y empresas.
“Y la factura seguirá creciendo”, añadió. Incluso si las emisiones llegaran a cero mañana, un estudio reciente concluye que la crisis climática costará al menos 38 billones de dólares al año en 2050.
Medidas urgentes
Guterres señaló que se debe garantizar un futuro lo más seguro posible para las personas y el planeta, lo que significa “tomar medidas urgentes”, sobre todo en los próximos 18 meses. Esto incluye reducir drásticamente las emisiones, proteger a las personas y a la naturaleza de los fenómenos climáticos extremos, impulsar la financiación de la lucha contra el cambio climático y tomar medidas drásticas contra la industria de los combustibles fósiles.
Los países del G20 que producen el 80% de las emisiones mundiales, tienen la responsabilidad, y la capacidad, de ir por delante, dijo el titular de la ONU.
Guterres señaló que, de cara a la próxima Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29), debe haber acciones concretas para apoyar a los países en desarrollo en la creación de planes de inversión para la adaptación, y en su puesta en práctica. También instó a todos los países a que establezcan claramente sus necesidades de adaptación e inversión en sus nuevos planes climáticos nacionales.
“No podemos aceptar un futuro en el que los ricos estén protegidos en burbujas con aire acondicionado mientras el resto de la humanidad es azotada por un clima letal en tierras invivibles, dijo, enfatizando que los países desarrollados deben redoblar la financiación para la adaptación climática.
Impulsar un cambio sistémico
Por último, instó a las instituciones financieras a que dejen de financiar los combustibles fósiles e inviertan en las energías renovables, así como a los países a que prohíban la publicidad de las empresas de combustibles fósiles.
“También debemos ocuparnos del lado de la demanda”, dijo, recordando que todos podemos cambiar las cosas adoptando tecnologías limpias, reduciendo progresivamente los combustibles fósiles en nuestras vidas y utilizando nuestro poder como ciudadanos para impulsar un cambio sistémico.
Fuente: ONU