TAKUAPU. “El Valle de la Purificación” se presenta este viernes, a partir de las 17.00, dando inicio al festival que también tendrá a grandes exponentes de la música.
Karina Vargas Alba
Los mitos y leyendas de Samaipata volverán a sus calles este viernes. Aunque el asfalto y las losetas van reemplazando las viejas calles de tierra, la “mulagente”, las brujas y esas historias que van pasando de generación y generación, volverán a contarse en los corredores que aún conservan sus balcones y donde los faroles de luz tenue, recuerdan los viejos mecheros que alumbraban las noches de sus habitantes.
“El Valle de la Purificación” es la obra de teatro que tendrá como escenario el Casco Viejo de esta población situada a 120 kilómetros de Santa Cruz, marcando el inicio del Festival TakuApu, que se realizará del 5 al 7 de julio, y es organizado por la Fundación Bolivia Clásica y el Centro Artístico Pedagógico Integral (CAPI).
El guion fue escrito por Alejandro Molina y está basado en el libro “Mitos y leyendas de Samaipata”, del escritor César Herrera, donde se rescatan las historias de la zona, desde una anciana que sufre las consecuencias de convertirse todos los viernes en la ‘mulagente’, hasta el asesinato de la famosa mujer que hacía los dulces «leche de gallina», o las brujas que atormentan a Indira y su encuentro con un personaje misterioso una madrugada.
La versión teatral es una bufonada, explora en una técnica teatral, que busca provocar una mirada al pasado y presente de esta región, a partir de la llegada de una pareja de turistas que se encuentran con un pueblo diferente, el de los años ’40. Llegarán a la casa donde vivió Encarnación Chávez, la mujer que dejaba notas bajo las puertas de sus vecinos, para “ponerlos al día”, y ellos tomarán el relevo en la entrega de esas notas.
La obra rescata elementos muy propios, como las tradicionales procesiones de las festividades religiosas. El recorrido será acompañado por la banda de la iglesia y el público tendrá que sumarse para apreciar las cuatro “estaciones” de la obra, que se realizarán en viviendas que mantienen la arquitectura tradicional de la zona, y en cada una de las cuales se irán sumando personajes.
La puesta en escena demandó tres meses de trabajo y se inició cuando Alejandro Molina recibió el encargo de la pianista Ana María Vera y el actor Fernando Arce. “El encargo fue escribir el guion y hacer el montaje. La idea era abrir el festival a otra disciplina, más allá de la música, y el objetivo es que esto siga en las próximas versiones”, explica Molina.
El desafío fue integrar el pasado y el presente. “Se buscaba una obra que hable sobre Samaipata, que refleje lo que es ahora. Los textos son tradicionales, también es bastante costumbrista, con humor, con elementos de bufón e intertextualidades para sacar una mirada contemporánea”, agrega.
“Los dos turistas llegan a Samaipata buscando una cabaña para alojarse -algo muy actual- y se encuentran con estas especies de almas en pena, que son los espíritus de la gente que vivió por esas calles. Buscábamos reflejar ese conflicto de la Samaipata que crece con la Samaipata antigua, esa confrontación, cómo hay cosas que se van perdiendo o se van actualizando”, señala Molina. Por ejemplo, el relato incorpora temas como el ‘boom’ de bienes raíces que hay en la región.
Doce actores y un grupo de bailarinas participarán en la obra. El grupo está integrado por miembros del elenco “Sembrando surcos”, de Samaipata, y otros que llegarán desde Santa Cruz. La banda de la iglesia se sumó hace un mes y medio al proyecto, bajo la dirección de Esteban Yarita. Ya tienen listo el bolero de caballería y otras piezas de procesión.
Molina es orureño, licenciado en Artes Dramáticas y hace dos años llegó a vivir en Samaipata buscando un lugar más tranquilo, después de dos décadas en la capital cruceña. Comenzó dando clases en CAPI, una de las instituciones que organiza el festival. A dos días del estreno, agradece el apoyo de los vecinos y el párroco del pueblo, el padre Juan Saavedra, que se sumaron a este proyecto. El objetivo es poder replicar la obra en otras fechas, especialmente en aquellas ligadas a celebraciones locales.
Por ahora, junto con los nervios por el debut, también lo emociona la posibilidad de participar el próximo año en el Festival Internacional de Teatro, para llevar a escena los mitos y leyendas del pueblo que hoy es su hogar.
La invitación está hecha para el viernes, a partir de las 17.00, en la esquina de las calles Campero y Murillo.
“La gente de estos lugares a menudo escuchaba historias. Unas ciertas, otras inventadas. Estas historias que se pasean de noche por estas calles. Bajo la luna clara, como alma en pena. Silenciosas, porque no quieren que nadie las vea…”.