Santa Ana de Velasco, la comunidad que lucha porque la música no se quede sin selva

La pandemia del Covid-19 estuvo a punto de dejar sin escuela de música a Santa Ana de Velasco, la población ubicada a 40 minutos de San Ignacio, y que hoy lucha porque la música no se quede sin selva.

Los jóvenes músicos han cambiado los violines, las violas y los chelos por las palas y mochilas para ayudar a combatir el fuego que no les da tregua y continúa amenazando diferentes comunidades desde hace diez días. San Josecito del Sari, Suponemas y Pailitas.

El clamor por ayuda no cesa. Los videos suman en las redes, identificando el lugar y la hora del fuego. “Ya se descontroló el fuego”, es el mensaje reiterado, mientras los voluntarios ven con impotencia como pasa de un lado a otro de la carretera o vuelve a zonas que ya han sido afectadas.

Se necesita apoyo para combatir los incendios, combustible, equipos adecuados para quienes están en primera línea, medicamentos para quienes hoy hacen las veces de bomberos y para la población en general, que ya sufre las consecuencias del humo y el calor.

Las consecuencias del fuego y el humo

Quienes combaten el fuego sufren deshidratación, espasmos y dolores corporales. En Santa Ana los pequeños son los que más sufren las consecuencias de los incendios, con problemas oculares y respiratorios. El humo lo ha invadido todo.

La oficina de la Fundación Flades y la Escuela de Música se han convertido en improvisados campamentos, centros de atención y acopio para atender las necesidades de las siete comunidades, donde hay aproximadamente 2.500 personas y que por primera vez se enfrentan a incendios de esta magnitud y que han llegado muy cerca de la comunidad. El centro de salud también está desbordado.

Ayer, el sobrevuelo de un helicóptero dio una luz de esperanza. Sin embargo, se retiró y no hubo ninguna descarga de agua.

Instrumentos por palas

Adalid Poquiviquí es profesor de la escuela. Hoy es uno de los coordinadores para enfrentar el fuego. “Pedimos de corazón ayuda desde Santa Ana de Velasco, para que no tengamos desgracias con seres humanos”, pedía ayer Adalid desde la plaza de Santa Ana, donde se está concentrando la ayuda que llega de manera solidaria.

Abel Rocha, Airton Miranda, Camilo Montero, Alfredo Román, Arturo Yonima y Oscar Tomichá, forman parte de la Orquesta Misional de Santa Ana de Velasco. Hoy amanecieron combatiendo el fuego en la zona de San Josecito del Sari. Lo suyo son los violines, la viola y el chelo, que están postergados mientras la población intenta apagar el fuego que amenaza a sus comunidades.

Ayer se suspendieron las clases, ante la imposibilidad de continuar con la normalidad. Los estudiantes más pequeños de la escuela de música también apoyan. Los mayores de diez años están atendiendo a quienes lo necesitan, colaborando en la distribución de alimentos, transportando agua o ayudando en la cocina.

La angustia está en cada uno de los pobladores. Anoche se reunieron frente a su iglesia, una de las más emblemáticas de las Misiones de Chiquitos. Allí hicieron una oración colectiva y pidieron lluvias para aplacar el fuego.

Luis Gonzales está en La Paz, es el profesor que viajó con 12 niños de la orquesta, para un programa de intercambio con el Colegio Franco de La Paz. Desde allí ve con impotencia lo que sucede en su pueblo. Y mientras pide reiteradamente ayuda y atención, sufre por el momento en que tenga que regresar con sus alumnos, cuyos padres también están en primera línea.

“Será muy para ellos, para todos, ver cómo está su comunidad”, dice el profesor Luis Gonzales.

Un panorama desolador será el que encuentren estos pequeños al volver a sus comunidades.