Los ecosistemas están perdiendo la capacidad de regenerarse, cientos de especies en peligro

DEVASTACIÓN. El biólogo Vincent Vos calcula que alrededor de 10 a 20 millones de mamíferos han muerto en la actual ola de incendios. Se están perdiendo especies únicas, entre ellas, algunas que la ciencia aún no registró.

Los incendios forestales en Bolivia, especialmente en la Chiquitanía, están causando un daño irreversible, que va mucho más allá de las cenizas que hoy van quedando en los bosques y pastizales. Mientras cientos de especies corren el riesgo de desaparecer y se produce una gran pérdida de biodiversidad, Bolivia genera grandes volúmenes de gases de efecto invernadero, con un enorme impacto en el cambio climático y el calentamiento global.

“No sólo se trata de animales que mueren calcinados o de la destrucción visible de los bosques, sino de una pérdida profunda en la biodiversidad y la capacidad de los ecosistemas para regenerarse”, afirma el biólogo Vincent Vos.

La “capacidad de carga” de un ecosistema se refiere a la cantidad de vida que puede soportar. En un bosque saludable, cientos de especies de plantas y animales coexisten en equilibrio. Sin embargo, cuando el área es afectada por un incendio, más aún de la magnitud de los actuales, “queda tan deteriorada que apenas puede sostener algunas especies de insectos o pequeños animales, como langostas, mientras que reptiles y anfibios pueden desaparecer casi por completo”, explica Vos, investigador de la Universidad Autónoma José Ballivián del Beni.

Esta situación se agrava año tras año en el oriente boliviano. «Cada año, perdemos alrededor de 4 millones de hectáreas de bosque, lo que significa que entre 10 y 20 millones de mamíferos mueren o se pierden, directamente a consecuencia de los incendios», explica el biólogo, que vive hace 23 años en Bolivia y se dedica a estudiar la salud planetaria, es decir, la relación entre los ecosistemas y las personas.

Los reptiles están entre las especies más afectadas por los incendios. Además del fuego, rápidamente sufren las consecuencias de la falta de agua. FOTO: GAD

Un ecosistema único: la Chiquitanía

Mientras los incendios avanzan en diferentes regiones del país, también van destruyendo el patrimonio natural y, en muchos casos, único de Bolivia. “La Chiquitanía es un ecosistema único en el mundo, muchas especies sólo están en esa zona”, señala.

Agrega que en el oriente boliviano estamos viendo la desaparición de especies emblemáticas, como el jaguar, que ha pasado de ser clasificado como «vulnerable» a estar en peligro de extinción. Otra especie en peligro, son los bufeos; se estima que pueden extinguirse en los próximos 20 años.

Por ejemplo, “El Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia”, establece que la pérdida de hábitat es la principal causa de que numerosas especies se encuentren en peligro de extinción. Y en un 80%, tiene como causas principales la deforestación y los incendios.

Vincent Vos lleva 23 años en Bolivia. Como investigador de la Universidad Autónoma José Ballivián del Beni, estudia la salud planetaria.

La extinción de especies: una pérdida irreversible

Muchas de las especies que habitan en las zonas afectadas ni siquiera han sido descubiertas o documentadas. “Estimamos que hay unas 5.000 especies de plantas en la Amazonía que aún no han sido registradas por la ciencia. Incendios como los que estamos viviendo, podrían eliminar por completo la población de una especie antes de que tengamos la oportunidad de estudiarla”, explica el científico.

En términos de biodiversidad, se calcula que en Sudamérica ya se han perdido más de 94% de la biodiversidad, y más de la mitad de esta pérdida es producto de la conversión de bosques en áreas agropecuarias.

Las reservas de agua

Los efectos de los incendios no solo afectan a la fauna, sino también al equilibrio hídrico de la región. El Amazonas, conocido como el “pulmón del mundo”, juega un papel vital en la regulación del clima y las precipitaciones en toda Sudamérica. La deforestación masiva está provocando que ríos como el Paraguay y el Amazonas se encuentren en niveles históricamente bajos, lo cual pone en riesgo la disponibilidad de agua no sólo en Bolivia, sino en toda la región.

Cada árbol puede evaporar hasta 1.000 litros de agua por día. Al perderlos, también estamos eliminando una parte fundamental del ciclo del agua, lo que agrava las sequías y disminuye las lluvias”, comenta el experto.

La región ya lo está sufriendo, el departamento tiene un 20 a 25 por ciento menos de agua, mientras que la ciudad de Santa Cruz de la Sierra ha perdido un 65% de sus aguas superficiales.

En los últimos días han surgido pedidos para que la gente eché agua a sus jardines para aportar a la evaporación y la conformación de nubes. La tarea es casi imposible. Vos explica que cada persona debería echar 736 baldes por día para compensar la evaporación de los árboles que se han perdido en los últimos meses.

Esto refleja el impacto en términos de agua, pero advierte que también hay que tomar en cuenta el alto nivel de generación de gases de efecto invernadero y hoy Bolivia, en términos per cápita, están entre los principales generadores, con enorme impacto en el cambio climático y el calentamiento global.

La urgencia de un cambio en el modelo de desarrollo

Gran parte de los incendios en la región amazónica y la Chiquitanía están directamente vinculados a la expansión de la frontera agropecuaria, afirma Vos. “Eso se refleja en la construcción de nuevos caminos, la ganadería y el cultivo de soya están detrás de la mayoría de los incendios que, intencionadamente o no, arrasan con millones de hectáreas de bosque cada año”, señala el biólogo.

Es necesario insistir en el cambio por un modelo de desarrollo que permita aprovechar los recursos del bosque de manera sostenible. «Un modelo económico basado en la castaña, el cacao o plantas medicinales, podría generar ingresos sin destruir el ecosistema», afirma. Sin embargo, lamenta que las políticas actuales favorecen la deforestación y el uso de subsidios para la expansión agropecuaria, a pesar de los altos costos ambientales y sociales.

Foto principal:

El rescate de algunos animalitos que huyen de los incendio, es un ínfimo paliativo frente a la destrucción que provocan los incendios forestales. Foto: GAD