“Necesitamos renacer de las cenizas, pero no podemos hacerlo solos», el pedido en medio de los incendios

AFECTADOS. Lordy Suárez es cacique de San Simón, una comunidad ubicada en el Alto Paraguá. Agua y medicamentos son sus principales necesidades.

“Vivimos de la naturaleza, pero ahora dependemos de lo poco que queda. Estamos disponiendo de nuestros ahorros, que no están en un banco; son nuestros animalitos, nuestras aves de corral”, afirma Lordy Suárez, desde la comunidad de San Simón, en el municipio de San Ignacio de Velasco.

Suárez es cacique de la comunidad, que es parte de la Nación Chiquitana. En un ambiente cubierto por el humo, cuenta los incendios forestales han devastado entre el 90 y 95% de su territorio. Pero el fuego persiste en las zonas vecinas y hoy enfrentan la falta de agua, que seguramente agudizará la sequía que sufren desde hace varios meses.

En su comunidad viven entre 50 y 60 familias, en su mayoría adultos mayores y niños, ya que los jóvenes suelen migrar en busca de empleo debido a la falta de oportunidades en la zona.

Economía basada en la naturaleza

«Nosotros no producimos para vender en grandes cantidades, no generamos conocimiento ni tecnología. Nuestra economía está basada en la naturaleza, en la agricultura y la ganadería orgánicas, sin químicos ni tecnologías avanzadas», explica.

El fuego también afectó gran parte de los bosques vecinos, desde los cuales sacan frutos para producir productos como el aceite de cusi o de copaibo, que se aprovechan de forma tradicional, tanto para consumo familiar como para la medicina natural, siguiendo los conocimientos ancestrales transmitidos por sus abuelos.

Los incendios forestales de 2019 golpearon a estas comunidades, pero la situación actual, con incendios que persisten desde hace meses y la intensificación de la sequía, es mucho más grave y ahonda la sequía.

«El bosque no vuelve a ser el mismo, no se recupera fácilmente. Y ahora, con una segunda repasada, es mucho más complicado», lamenta Lordy.

San Simón está ubicado en el distrito municipal 8 de San Ignacio de Velasco, en el Alto Paraguá. El cacique señala que, de acuerdo a los datos entregados por el municipio, sólo en su distrito se han quemado más de 300 mil hectáreas, de las cuales un 60% son pastizales y 40% bosques y humedales.

Piden inclusión

Como cacique de su comunidad, junto con atención inmediata en alimentos y medicamentos, demanda que los pueblos indígenas sean tomados en cuenta en la elaboración de políticas públicas y el diseño de los planes que serán necesarios para superar todos los problemas que quedarán cuando pasen los incendios, porque “somos nosotros los que sabemos cómo hacer”.

Un elemento crucial es el agua. «Dependemos del agua subterránea para el consumo humano, pero ya hay comunidades cuyos pozos se han secado», señala Lordy. El municipio de San Ignacio de Velasco está llevando agua en cisterna a las comunidades afectadas, pero la escasez es cada vez más preocupante.

«Mientras tengamos agua en los pozos, sobrevivimos, pero la situación se está haciendo insostenible», afirma. En la zona dependen del agua subterránea para el consumo humano, pero en los últimos años ha disminuido. Los “pauros” se van agotando y el agua acumulada en las norias, ya sufre las consecuencias de la contaminación por las cenizas y las partículas que generan los incendios.

Lordy Suárez, de amarillo, junto a otros pobladores de San SImón, antes de que se iniciaran los incendios.

La salud se complica

En medio de la emergencia, las comunidades indígenas se organizan para subsistir. La mayoría vive de lo poco que les queda, como sus aves de corral y otros animales, pero los recursos son limitados. Además, la contaminación del aire por las cenizas ha incrementado las enfermedades respiratorias. El personal de salud local ya está viendo un aumento en los casos de infecciones respiratorias, lo que agrava aún más la situación.

Entre el domingo y el martes, más de 100 pacientes llegaron al puesto de salud de San Simón. El 70% con cuadros de deshidratación -acompañados en muchos casos por vómitos o diarrea- y casi todos con problemas respiratorios. El 70% son niños y personas de la tercera edad, muchos con enfermedades de base. A fines de la semana anterior recibieron apoyo de organizaciones como las fundaciones Bomberos Indígenas Aguara Guazú y Agua Sustentable.

A pesar de las adversidades, Suárez confía en que podrán recuperarse, pero necesitan apoyo. «Nosotros valoramos la vida más que la economía o el dinero. Vivimos de la naturaleza, pero ahora la pregunta es, ¿quién nos va a ayudar a restaurar los bosques y nuestras tierras? Necesitamos renacer de las cenizas, pero no podemos hacerlo solos».

Enfermeras voluntarias atienden a los pobladores de Candelaria, otra de las comunidades del distrito municipal 8 de San Ignacio de Velasco.