INNOVACIÓN. El equipo boliviano presentó un biosensor que detecta la presencia de mercurio en aguas.
Una propuesta única y ambiciosa, reflejada en un innovador biosensor de mercurio en aguas y cuyo objetivo es contribuir a la detección de contaminantes ambientales, dio una medalla de plata a un equipo de estudiantes bolivianos en el Jamboree de iGEM 2024.
El equipo iGEM Bolivia alcanzó el galardón entre 400 equipos de más de 50 países en la competencia de biología sintética e ingeniería genética más prestigiosa a nivel mundial.
iGEM, acrónimo de International Genetically Engineered Machine, es una competencia internacional que impulsa a jóvenes científicos de diversas disciplinas a desarrollar sistemas biológicos mediante herramientas de ingeniería genética. Fundada en 2003, la organización fomenta la innovación y el trabajo colaborativo, alentando a los equipos a proponer soluciones científicas a problemas globales, desde la sostenibilidad ambiental hasta la salud pública.
Los proyectos son evaluados en un evento anual donde los equipos compiten por medallas según la calidad de sus investigaciones y el impacto potencial de sus propuestas.
El proyecto boliviano
Este año, el equipo iGEM Bolivia presentó un diseño mejorado de biosensor para la detección de mercurio, una problemática crítica en el contexto nacional. A diferencia de su proyecto de 2021, que se centraba en un biosensor para arsénico, el nuevo dispositivo destaca por su capacidad de detectar tanto mercurio inorgánico como orgánico, ampliando su aplicabilidad en el análisis de muestras de diversas procedencias.
El proyecto no solo incorporó elementos científicos novedosos, sino que se enriqueció gracias a las contribuciones de múltiples actores de la sociedad boliviana. El equipo mantuvo interacciones clave con representantes de comunidades indígenas, legisladores, antropólogos e investigadores expertos en contaminación por metales pesados. Este diálogo interdisciplinario resultó en un diseño ajustado a las necesidades y realidades del país.
Defensa a distancia
Este año, el equipo boliviano realizó la defensa de su propuesta de manera virtual, pues no lograron reunir los recursos para viajar a la sede de la final, que se realizó en París, Francia. La presentación estuvo a cargo de Angélica Bejarano y Lorena Mansilla, parte del equipo de trabajo que incluyó a jóvenes universitarios de Santa Cruz y La Paz.
Angélica tiene 23 años y es estudiante de Ingeniería en Biotecnología en la Universidad Católica Boliviana San Pablo. Desde hace dos años en miembro de iGEM y en la actualidad es la coordinadora en Santa Cruz.
«La biología sintética es un campo que combina muchas disciplinas como la biología, la ingeniería y la informática para diseñar nuevas funciones biológicas o sistemas vivos que antes no existían. En el caso del proyecto, se trata de modificar una bacteria para que pueda detectar mercurio, haciendo más sencillo el proceso de detección y cuantificación», explicó.
Pronto iniciará la elaboración de su tesis, la que espera enfocar en el uso y creación de biomateriales a partir de residuos sólidos de las industrias, con el objetivo de «poder crear algo que no solo aporte a nivel científico, si no que también tenga un aporte social y económico», afirmó.
Compromiso y resiliencia
A lo largo del desarrollo del proyecto, el equipo iGEM Bolivia enfrentó importantes desafíos logísticos y burocráticos, incluyendo complicaciones aduaneras que dificultan la importación de materiales esenciales para su investigación, explicó Cecilia González, coordinadora de iGEM Bolivia.
Sin embargo, la adaptabilidad y perseverancia de estos jóvenes científicos les permitió superar las dificultades, ideando soluciones alternativas y demostrando un notable compromiso con su investigación y con el desarrollo sostenible en su comunidad.
La medalla de plata obtenida no solo celebra el talento y dedicación del equipo, sino que también pone en alto el nombre de Bolivia en la ciencia global, afirmó González. Su éxito resalta la importancia de la ciencia colaborativa y el ingenio para enfrentar adversidades, convirtiéndose en una inspiración para futuros científicos bolivianos. El equipo iGEM Bolivia ha demostrado que, a pesar de los obstáculos, la pasión por la ciencia y la determinación pueden marcar la diferencia, aseguró.
En 2019, Cecilia González fue la primera científica local que se unió al movimiento y asesoró al equipo en temas como la comunicación científica, el debate científico, la defensa de la perspectiva científica y los requisitos normativos que son necesarios para avanzar en la investigación y el desarrollo de la biotecnología en Bolivia. Tras su adhesión, el equipo pasó a tener 16 instructores, seis expatriados y diez científicos locales.
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