COP29. La Iniciativa Internacional sobre el Clima en la Criosfera presentó el informe.
Además, el ritmo de aumento del nivel del mar se ha duplicado en los últimos 30 años, 5.500 glaciares de los Andes han perdido el 25% de su capa de hielo, y los glaciares tropicales de los Andes, en la región compuesta por Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, se derriten diez veces más rápido que la media mundial. Las montañas de los Andes, que proveen agua dulce en la región, «han perdido el 25% de su cobertura de hielo desde la Pequeña Edad del Hielo», que terminó a mediados del siglo XIX, explica la Agencia EFE.
En este sentido, el informe se refiere a una investigación de julio de 2024 que encontró fluctuaciones en el agua de deshielo de los Andes peruanos, un fenómeno “directamente relacionado con cambios en la biodiversidad global”. “Esto sugiere que la biodiversidad acuática montañosa se verá afectada a nivel mundial a medida que los glaciares retrocedan”, subraya la ICCI.
Sin precisar números, el informe dice que “muchos glaciares” de los Andes septentrionales, África oriental e Indonesia, especialmente aquellos cercanos al ecuador, “están desapareciendo demasiado rápido como para salvarlos, incluso en el clima actual”, pues “el calentamiento global aceleró enormemente su derretimiento”.
Tema en la COP29
A la reunión no asistirán los líderes más importantes del mundo que parecen desoir las urgencias que la ciencia les plantea. “Los drásticos cambios que estamos observando en la criosfera, mientras las regiones montañosas y las que se encuentran río abajo en todo el planeta sufren inundaciones, sequías y corrimientos de tierra, constituyen los argumentos más convincentes que podríamos tener para una acción climática inmediata”, dijo Regine Hock, autora del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) y glacióloga.
“La criosfera no puede esperar. Debe ocupar un lugar prioritario en la agenda climática mundial”, agregó.
Un riesgo global
- La reflectividad y el efecto del enfriamiento global del hielo marino del Ártico y el Antártico han disminuido, sobre todo en el primer caso, debido a la pérdida de la capa de hielo. Para ser más precisos: la reflectividad y el efecto de enfriamiento global del hielo marino del Ártico disminuyeron entre un 17 y un 22% entre 1980 y 88, frente a 2016 y 2023, debido a la pérdida de la capa de hielo. El enfriamiento del hielo marino antártico disminuyó entre un 9 y un 14% en este mismo periodo.
- Las plataformas de hielo que rodean la Antártida pueden ser más vulnerables al colapso de lo que se pensaba. Estas plataformas de hielo ayudan a estabilizar la capa de hielo, y su pérdida podría acelerar su deshielo y el consiguiente aumento del nivel del mar.
- El ritmo de subida del nivel del mar se ha duplicado en los últimos 30 años. De mantenerse esta tendencia, el ritmo aumentaría a 6,5 mm/año en 2050, acercándose a los límites de la adaptación factible.
- Las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida pueden estar ralentizando importantes corrientes oceánicas en ambos polos, con repercusiones potencialmente negativas para el norte de Europa (temperaturas más frías) y la costa este de Estados Unidos (mayor aumento del nivel del mar).
Máximos históricos
- La pérdida de hielo glaciar alcanzó máximos históricos en algunas regiones, sobre todo en los Alpes europeos tras dos años de grandes pérdidas. Por ejemplo: la capa de nieve alcanzó mínimos históricos en el Hindu Kush Himalaya, lo que afectó a la disponibilidad de agua río abajo para miles de millones de personas.
- El “Glaciar de la Eternidad” de Indonesia, el último glaciar tropical de Asia, se encamina hacia su desaparición en los próximos dos años.
- A medida que se descongela el permafrost (capa del suelo permanentemente congelada en las regiones polares), las regiones árticas emiten más carbono del que absorben.
- Los dos océanos polares muestran cada vez más signos de acidificación, con posibles daños a largo plazo para pesquerías regionales como el bacalao y el salmón.
Pérdida acelerada
“La capa de hielo de Groenlandia está perdiendo actualmente 30 millones de toneladas de hielo por hora, algo que nunca pensé que vería en mi vida”, afirmó el Rob DeConto, científico del IPCC. “Pero la Antártida representa la verdadera amenaza a largo plazo, y si los compromisos climáticos no se toman en serio, el aumento de la temperatura global puede superar los 3°C, con la pérdida de hielo antártico causando potencialmente que el nivel del mar suba mucho más rápido de lo que pensamos”.
Los científicos de la criosfera (ICCI) insisten en que sólo la adopción de medidas rápidas y definitivas para reducir las emisiones contaminantes generadas por la explotación de combustibles fósiles y los cambios del uso del suelo y frenar el rebasamiento de los límites permitirán evitar las peores consecuencias de la pérdida de hielo y nieve, y reducir los costos finales tanto para los países vulnerables como para los grandes emisores.
La criosfera es vital
“Los responsables políticos no pueden permitirse el lujo de ignorar el daño global que se está extendiendo a causa del calentamiento de la criosfera», afirmó Pam Pearson, directora del ICCI. Agregó que por mucho tiempo se le ha restado importancia en las negociaciones sobre el clima y esto debería cambiar en la COP29.
«Sabiendo que cada fracción de grado adicional de calentamiento aumenta los riesgos y los costos para todas las naciones, ahora es el momento de actuar. Salvar la criosfera es salvarnos a nosotros mismos”, dijo.
En el reporte los científicos advierten que superar el límite inferior de 1,5°C es extremadamente arriesgado por la forma en que afecta a las regiones polares y de hielo del mundo: cuanto más se supere este umbral, y cuanto mayor sea la temperatura máxima, mayor será el riesgo de cruzar puntos de inflexión para las capas de hielo del Ártico y el Antártico, muchos glaciares terrestres y la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés).
El mundo se encamina actualmente hacia un ritmo de calentamiento que probablemente superará nuestra capacidad de adaptación a finales de este siglo. Los últimos reportes señalan el riesgo de que 2024 incluso termine con un incremento de más de 1,55 °C con relación a los niveles preindustriales.
Con datos de Infobae y EFE