ESPECIAL. Hoy se celebra el Día Mundial del Reciclaje. Hay ejemplos exitosos de economía circular y negocios de triple impacto en el país, pero es necesario impulsar la responsabilidad a lo largo de toda la cadena de producción y consumo. También es importante reutilizar.
Karina Vargas Alba
Materiales de construcción elaborados a partir de llantas recicladas, bolsas oxo-biodegradables que le dan una nueva vida a las que eran de un solo uso, una planta recicladora que hoy forma parte de un sistema integrado de producción o una App que promueve la compraventa y el reciclaje de ropa, son parte de los procesos de economía circular que avanzan en diferentes regiones del país y que hoy los invitamos a conocer a través de Portal Verde.
Los recolectores de base son fundamentales en este proceso. Cada vez son más las asociaciones que cuentan con personería jurídica y pueden acceder a mejores condiciones de trabajo para aumentar su capacidad de recolección y, por lo tanto, sus ingresos. Además, son protagonistas en varias de las historias de éxito de empresas que han apostado por la economía circular. Sin embargo, aún no es suficiente. Se requieren políticas públicas que establezcan la reducción de residuos en las diferentes fases de producción y consumo.
Hoy, como cada 17 de mayo, se celebra el Día Mundial del Reciclaje, una fecha marcada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de tratar los desechos adecuadamente para proteger el futuro del planeta Tierra y disminuir la contaminación ambiental.
En este contexto, es fundamental reflexionar sobre nuestras prácticas de consumo y adoptar medidas cotidianas que contribuyan a un manejo más sostenible de los recursos. En Bolivia hay un largo camino por recorrer en la incorporación de prácticas que también permitan reducir y reutilizar los materiales que hoy van directamente a los vertederos. A nivel nacional, sólo se recupera el 5% de estos materiales, un porcentaje que mejora en Santa Cruz hasta un 8,6%, de acuerdo a los datos de 2023.
Hay ley, faltan los reglamentos
Heiver Andrade, director de la Fundación Amigos de la Responsabilidad Social Empresarial (Amigarse) y experto en economía circular, advierte que en el país urge contar con políticas públicas destinadas a controlar “aguas arriba” y que “permitan pensar desde el primer eslabón del proceso productivo la reducción de residuos. No podemos quedarnos sólo en el reciclaje, estaríamos haciendo más eficiente la economía lineal y eso no es lo que queremos”.
Además, considera que es necesario establecer políticas que prohíban la obsolescencia programada y la demanda inducida de los productos, lo que sería un gran avance para impulsar la economía circular.
Es urgente también avanzar en la reglamentación especial que se requiere en torno a la Responsabilidad Extendida del Productor/generador. La Ley 755 de Asignación de Responsabilidades para la Implementación de la Gestión Integral de Residuos la contempla en sus artículos 38 y 39, se requiere de una reglamentación.
Andrade afirma que desde la Fundación Amigarse “estamos convencidos que el futuro es circular o no habrá futuro”. Esto requiere que “gobiernos, empresas y sociedad civil empecemos a alinearnos con esta filosofía impulsados por la cuarta revolución industrial. De esa manera estaremos coadyuvando a reducir emisiones, incrementando resiliencia, promoviendo la dignidad humana del recolector y el cuidado del planeta”.
El plástico es la prioridad
A nivel mundial, Naciones Unidas ha fijado su atención en la generación y contaminación por plástico. En los próximos meses se espera concretar un acuerdo mundial en esta materia, mientras la hoja de ruta establece la reducción de la contaminación por plásticos hasta en un 80% hasta a 2040 si se adoptan cambios políticos y de mercado profundos. Esto permitiría ahorrar hasta 1,27 billones de dólares y crear 700.000 puestos de trabajo en países en desarrollo.
Esto pasa por reutilizar, para lo cual, los gobiernos deben ayudar a crear condiciones que impulsen prácticas de reutilización, como el uso de dispensadores a granel, sistemas de recuperación de envases y de depósito y devolución. Reciclar, convirtiendo el reciclaje en una empresa más estable y rentable. Reorientar y diversificar, sustituyendo productos como envoltorios de plástico, bolsitas y artículos de comida para llevar por productos fabricados con materiales alternativos (como papel o materiales biodegradables).
Incluso con las medidas anteriores, en 2040 todavía será necesario tratar de forma segura 100 millones de toneladas métricas de plásticos procedentes de productos de un solo uso y de vida corta. Esto puede abordarse aplicando normas determinadas para su eliminación segura y eficaz, responsabilizando a los fabricantes de los productos que desprenden microplásticos y prohibiendo la exportación de residuos plásticos.
En conjunto, el cambio a una economía circular supondría un ahorro de 1,27 billones de dólares, teniendo en cuenta los costes y los ingresos por reciclaje. Otros 3,25 billones de dólares se ahorrarían gracias a factores externos como la mejora de la salud y el clima, la disminución de la contaminación atmosférica y la degradación de los ecosistemas marinos y los costes relacionados con litigios.
Este cambio también podría dar lugar a un aumento neto de 700.000 puestos de trabajo, sobre todo en los países de renta baja, lo que mejoraría significativamente los medios de subsistencia de millones de trabajadores en entornos informales.
Foto principal: EcoGrupo es una empresa cochabambina que ha consolidado un modelo de producción circular que va desde el reciclaje hasta la producción de alimentos. Foto: EcoGrupo
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