Claudia Vaca / Filóloga y profesora
En el vertiginoso mundo actual, donde las pantallas han acaparado gran parte del tiempo de los más pequeños, surge la imperiosa necesidad de reivindicar la importancia de la literatura infantil como herramienta fundamental para el desarrollo y protección de la niñez. En este contexto, la narrativa de Gabriela Cortez Radosevic se erige como un faro de esperanza, ofreciendo obras que no solo entretienen, sino que educan y empoderan a los niños en sus primeros años de vida.
Este 2024, Gabriela Cortez nos sorprende con su más reciente creación, “Isabel y sus superpoderes”, publicada en España por la editorial Círculo Rojo. Este libro se suma a su anterior éxito, “El cuaderno de Valentina”, publicado en Bolivia con el grupo editorial La Hoguera. Ambos textos se inscriben en una tradición literaria que busca nutrir el crecimiento emocional y psicológico de los niños, además de proporcionarles un inmenso deleite de lectura por la calidad literaria con la que escribe Gabriela.
Los primeros ocho años de vida son cruciales para el desarrollo del carácter y autoestima, tal como lo señala la UNESCO: “una atención y educación de la primera infancia (AEPI) verdaderamente inclusiva, respetuosa con los derechos humanos de la niñez, significa mucho más que una simple preparación con miras a la escuela primaria. La AEPI es la base del bienestar emocional y cognitivo a lo largo de la vida, se alimenta con lecturas, actividades, disciplina de pensamiento, acciones y juegos. Son estas, entre otras, las mejores inversiones que puede realizar un país y una familia, ya que promueven el desarrollo integral. Es en este periodo cuando los niños necesitan más que nunca obras literarias que alimenten su creatividad y curiosidad innata”.
Por su parte, el CERLALC declara que la literatura infantil desempeña un papel esencial no solo en el desarrollo de umbrales lectores y del alfabeto impreso, o el entretenimiento, sino también en la formación de seres humanos seguros, empáticos y con autoconfianza en sus habilidades, para cultivarlas y reconocerlas en sí mismos.
Gabriela Cortez Radosevic, con su obra “Isabel y sus superpoderes”, aporta significativamente a esta misión planteada por la UNESCO y por el CERLALC.
A través de la historia de Isabel, los niños pueden explorar conceptos vitales como la determinación, el autocuidado y la importancia de poner límites desde temprana edad. En una sociedad adultocéntrica (Duarte, 2015 y UNICEF, 2013), donde tradicionalmente se ha visto al adulto como el único dueño y amo de la niñez, esta narrativa invita a un cambio de paradigma, promoviendo el respeto por la inteligencia, la voz y las necesidades de los niños, promoviendo la escucha a la población mayoritaria del planeta, que tiene mucho para decir y nos traen muchas respuestas lúcidas.
La capacidad de Gabriela Cortez para abordar temas complejos de manera sencilla y profunda es lo que hace que leerla sea acogedor. En “Isabel y sus superpoderes”, la autora trata con destreza asuntos delicados como el autocuidado y la autoafirmación, utilizando un lenguaje honesto, además propone ejercicios para el desarrollo de hábitos de pensamiento, acción y reflexión en la niñez, que permitan cultivar las virtudes con las que cada niño llega a este mundo. Esto no solo facilita la comprensión por parte de los pequeños lectores, sino que también les brinda herramientas para enfrentar situaciones difíciles en su vida cotidiana.
Uno de los temas centrales de “Isabel y sus superpoderes” es el autocuidado. En una era donde el bienestar emocional de los niños a menudo se ve comprometido por las exigencias y presiones del mundo adulto y escolarizado, muchas veces por adultos que tampoco están lúcidos, y creen que en la edad cronológica radica el poder de poner reglas o faltar el respeto con golpes, gritos e insultos a los niños. En un mundo así, este libro se convierte en una guía práctica para que los pequeños aprendan a valorar y proteger su bienestar emocional y físico. La narrativa de Gabriela Cortez Radosevic fomenta la autoafirmación y el respeto por uno mismo, habilidades esenciales para navegar por el mundo con seguridad y confianza.
La tradición literaria que va forjando Gabriela Cortez Radosevic es un ejemplo de cómo la literatura infantil puede contribuir al resguardo y desarrollo de una niñez sana y protegida. En un mundo que a menudo subestima la capacidad y la voz de los más pequeños, obras como “Isabel y sus superpoderes” o “El cuaderno de Valentina” son un recordatorio de que la niñez merece ser escuchada, respetada y admirada.