ÍNDICE. El 83% de los países retroceden respecto a 2023 en al menos una de las tres dimensiones de rendimiento del sistema energético: seguridad, equidad y sostenibilidad.
La transición global hacia un sistema energético más equitativo, seguro y sostenible sigue avanzando, pero ha perdido impulso ante la creciente incertidumbre mundial, según un nuevo informe del Foro Económico Mundial. Aunque 107 de los 120 países evaluados en el informe demostraron progresos en sus trayectorias de transición energética en la última década, el ritmo general de la transición se ha desacelerado y equilibrar sus diferentes aspectos sigue siendo un desafío clave.
La volatilidad económica, las crecientes tensiones geopolíticas y los cambios tecnológicos han tenido un impacto, complicando su velocidad y trayectoria. Sin embargo, hay razones para el optimismo, con crecientes inversiones globales en energías renovables y un crecimiento significativo en el rendimiento de la transición energética en el África subsahariana durante la última década.
La décimo cuarta edición anual del informe del Foro, Fomentar una Transición Energética Eficaz 2024, publicada en colaboración con Accenture, utiliza el Índice de Transición Energética (ETI) para evaluar a 120 países en el rendimiento de sus sistemas energéticos actuales, con un enfoque en equilibrar la equidad, la sostenibilidad ambiental y la seguridad energética, y en su preparación para la transición. Este año, el informe incluye «caminos personalizados» para analizar las características específicas de cada país, incluyendo el nivel de ingresos y los recursos energéticos locales, para proporcionar recomendaciones específicas por región.
«Debemos asegurar que la transición energética sea equitativa, tanto dentro como entre economías emergentes y desarrolladas», dijo Roberto Bocca, jefe del Centro de Energía y Materiales del Foro Económico Mundial.
«Transformar cómo producimos y consumimos energía es crítico para el éxito. Necesitamos actuar urgentemente en tres palancas clave para la transición energética: reformar el sistema energético actual para reducir sus emisiones, desplegar soluciones de energía limpia a gran escala, y reducir la intensidad energética por unidad de PIB», expresó Roberto Bocca.
El top
Suecia, Dinamarca, Finlandia y Suiza encabezan el ITE, siguiendo la tendencia de los últimos años, y se ha sumado Francia en el quinto lugar, gracias a sus efectivas políticas de eficiencia energética, lo que resultó en una reducción del 12% en la intensidad energética.
Los 10 principales países en conjunto solo representan el 2% de la población mundial y contribuyen sólo con el 1% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, pero las principales economías emergentes como China y Brasil también han logrado avances significativos, según el informe. Destaca que China puso en funcionamiento tanta capacidad de energía solar fotovoltaica (PV) en 2023 como el mundo entero en 2022. Mientras tanto, el plan a largo plazo de Brasil para la energía hidroeléctrica y los biocombustibles ha sido clave para atraer inversiones.
Las características comunes de los países con mejor desempeño incluyen: mayor seguridad energética a través de una combinación diversa de fuentes, mayor intensidad energética, una proporción cada vez mayor de energía limpia, un mecanismo de fijación de precios del carbono y un entorno regulatorio favorable.
La innovación
La innovación es un factor clave que habilita la transición energética y puede reducir costos, escalar tecnologías, renovar y reentrenar la fuerza laboral y atraer inversiones. A pesar de una desaceleración y una caída en las inversiones globales en start-ups en 2023, hay áreas donde la innovación está acelerando.
Las innovaciones digitales, incluida la inteligencia artificial generativa, ofrecen oportunidades significativas para llenar este vacío y reinventar la industria energética al mejorar la productividad. La capacidad de la IA generativa para analizar grandes cantidades de datos puede proporcionar pronósticos y soluciones innovadoras, o agilizar operaciones existentes para aumentar la eficiencia, entre otros beneficios. Sin embargo, para realizar plenamente este potencial, será crucial abordar de manera responsable y equitativa los riesgos y desafíos que plantean estas tecnologías.