ASOCIACIÓN. Manejarán de manera colectiva las áreas de cultivo y la transformación de diferentes productos.
Las mujeres chiquitanas del Territorio Indígena de Monte Verde cultivan la tierra hace muchos años, pero por primera vez se han asociado para elaborar productos transformados en base a yuca, plátano y leche, dándoles valor agregado.
Su territorio fue uno de los más afectados por los incendios forestales y el impacto es evidente en la zona. Además, enfrentan una prolongada sequía. No obstante, organizadas en cuatro asociaciones (dos de productoras de leche, una de derivados de yuca y una de derivados de plátano), mantienen el entusiasmo por continuar con la producción agrícola.
Entrega de materiales
La cacique de Género de la Central Indígena Paiconeka de San Javier, María Suarez, acompañó esta semana la entrega de materiales a cada una de las cuatro comunidades donde funcionarán los establecimientos de producción, y que consisten en quipos, herramientas, utensilios y ropa de trabajo.
“La espera valió la pena porque este proyecto se está haciendo realidad, justamente en este tiempo de incendio y sequía. De ahí van a superarse las mujeres trabajando, produciendo, para sustentar a las familias”, dijo Suárez.
Las tareas productivas, en este caso, van a contribuir también a la construcción de la Gestión Integral del Territorio Indígena (GITI) de Monte Verde con la participación de las comunidades y sus familias.
Las actividades se realizan en el marco del proyecto “Apoyo al ejercicio del derecho a la soberanía alimentaria y al desarrollo de los pueblos indígenas, en particular de las mujeres chiquitanas y mojeño ignacianas”, ejecutado por el CEJIS, con el apoyo financiero de Justicia Alimentaria.
A cargo de las mujeres
A unos 50 kilómetros de San Javier está Turux Napez, «la Puerta del Cielo» en idioma bésiro. El camino de ingreso a la comunidad del mismo nombre es tan empinado que parece desvanecerse en el aire, como una escalera sin soporte, sostenida solo por el cielo.
Elsa Rodríguez, pobladora de la comunidad, mostró su entusiasmo por ser parte del proyecto de producción de yuca para hacer almidón y chivé, una especie de harina. La asociación de 12 personas trabajará colectivamente en una parcela de 3 hectáreas, destinada a la producción de yuca.
En Turux Napez hay una escuela que utilizan varias comunidades y el municipio de San Javier construyó una pequeña infraestructura que por ahora carece de uso. Allí las familias siembran arroz, maíz, plátano y yuca, principalmente para el propio consumo.
“Algunas invitamos a nuestros esposos aquí al taller para que ellos nos crean y no digan que es mentira. Ahora ya vimos la realidad, ya tenemos todo preparado. Ya llovió, gracias a Dios, la tierra está mojada para sembrar la yuca”, dijo Rodríguez, luego del taller de contabilidad básica.
El proyecto prevé que las mujeres puedan calcular sus costos de producción para administrar por sí mismas el naciente negocio comunitario.
Primera vez
“Va a ser la primera vez que voy a ver cómo se produce la harina de plátano”, dice Selene Rodríguez, en la comunidad El Carmen. En este caso, la distancia y los malos caminos vecinales son un impedimento para sacar la producción, por lo que ésta se destina al autoconsumo.
El entusiasmo nuevamente aflora en un contexto adverso de incendios y sequía. “En Turux Napez hay 16 comunidades, este año se han quemado todas, al igual que las propiedades que están alrededor», comenta.
La sequía afectó la producción de plátanos y secó los pastos, que tras las primeras lluvias comienzan a recuperarse y el ganado tiene algo de alimento.
Productoras de leche
Las otras dos comunidades que participan del proyecto son Santa Ana y Santa Rita, ambas con experiencia en la producción de leche. La primera fue duramente azotada por los incendios y su población fue evacuada a San Javier por algunas semanas.
En este caso se trata de fortalecer las capacidades de las y los participantes del proyecto para mejorar la calidad del producto final: el queso. A futuro se espera que la producción de leche para su transformación promueva la instalación de sistemas silvopastoriles combinados con la rotación de potreros, para enfrentar los efectos de la sequía existente en el territorio.