TALENTO. 80 músicos integran las tres orquestas que brindarán un total de siete conciertos en diferentes sedes del festival. El resultado de un trabajo mancomunado y que construye un gran legado en esa población.
Karina Vargas Alba
Los aneños llevan la música en la sangre y en el corazón, es parte de sus vidas. Los acordes de violines, violas y violoncellos son un sonido habitual en Santa Ana de Velasco, donde en sus rojas y polvorientas calles es común ver a los jóvenes y niños caminando con sus violines. Así, preservan el legado misional y el de sus abuelos. En la misa de domingo, se puede disfrutar de los cantos en chiquitano y quien llega hasta esa población, se encuentra con familias enteras que viven y palpitan su música.
Ellos serán protagonistas del XV Festival Internacional de Música Barroca y Renacentista Americana “Misiones de Chiquitos”, que se inicia el 19 de abril. Alrededor de 80 músicos, divididos en tres orquestas, participarán en siete conciertos. Son jóvenes y niños que están aprendiendo y desarrollando al máximo sus talentos y que tienen un gran desafío en los próximos días.
El camino no ha sido fácil, pero el esfuerzo está dando sus frutos. La semana pasada fue la audición final para su participación en el festival. Bajo la mirada atenta y el oído experto del padre Piotr Nawrot, musicólogo y director artístico de la cita musical, los tres grupos pasaron la prueba.
Nawrot llegó en compañía de Percy Añez, presidente de la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC), impulsora y organizadora del festival. Como suele hacerlo, trabajó con cada grupo. Hizo observaciones y sugerencias, pero al final los felicitó. Una prueba de que van por buen camino y el mejor aliento para continuar los ensayos y llegar con el mejor nivel a sus presentaciones.
El religioso hizo algunos registros para compartirlos con Ryo Terakado, el virtuoso violinista al que diez músicos de Santa Ana acompañarán en tres conciertos. Los felicitó por la calidad de la interpretación y el nivel que han logrado, especialmente al abordar una obra difícil sin la referencia del solista. Sugirió algunos cambios, los que tendrán que ser considerados a partir de este miércoles, cuando Terakado llegue a Santa Ana.
“Es la primera vez que participa una delegación tan numerosa de un pueblo tan pequeño”, afirma con orgullo, Rubén Darío Suárez Arana, director artístico de la Orquesta de Santa Ana, y cuyo trabajo es parte de la colaboración del Plan Misiones en el marco de un proyecto liderado por la Fundación Latinoamericana para el Desarrollo Sostenible (Flades), en alianza con el Municipio de San Ignacio y con apoyo de instituciones y empresas. Conoce el nivel de exigencia de Nawrot. Trabaja junto a él desde el primer festival, en 1996, por eso afirma que las tres orquestas “están porque se lo merecen”.
Tres orquestas, 80 músicos
Santa Ana estará presente con su Orquesta Barroca, con diez integrantes; la Orquesta Misional, con 32 músicos; y la Orquesta Infantil, que agrupa a 40 menores. Cada una tiene su propio desafío. “El equipo de trabajo es el mismo, es un gran aprendizaje para ordenar el tiempo, abordar las partes complicadas y establecer nuevos horarios para resolver temas de estilo o conocer mejor la obra. El equipo tiene un reto muy alto, preparar orquestas, dar clases y tocar como integrantes”, cuenta Suárez Arana, quien destaca el trabajo realizado por los cinco profesores de la Escuela de Música.
Las vacaciones de fin de año y celebraciones como la Semana Santa, quitaron continuidad a un trabajo que se inició hace diez meses, además de que algunos bachilleres se fueron del pueblo. La obra con Ryo Terakado es la de mayor dificultad. Se trata de un estreno y en estos días deben realizar el ensamble, luego de varios meses de trabajo a distancia. La Orquesta Barroca es un grupo selecto de 10 músicos, en el que se incluye Suárez Arana, y que actuará sin director. “Terakado es el virtuoso del festival, es una de las estrellas más brillantes. Es un reto muy grande y un privilegio preparar al grupo que lo acompañará”, afirma.
Pero hay más sorpresas. El programa de la Orquesta Misional presentará a solistas de violín, viola y violoncello, e incluirá El Invierno, de Antonio Vivaldi, en sus conciertos, que serán el 27 y 28 de abril, en San Javier y San Ignacio, respectivamente, donde los directores se turnarán.
Los más pequeños interpretarán dos obras, una del Archivo de Chiquitos que forma parte de las partituras recuperadas por Piotr Nawrot, y una del barroco francés. “No hay palabras para describir la alegría que siento al saber que están ahí, que han sido aceptados en el festival y que han pasado todas las evaluaciones” del padre Piotr, que es “implacable” para juzgar a los diferentes grupos, afirma Suárez Arana.
Trabaja desde 1996 con las orquestas chiquitanas y hay varios elencos dirigidos por jóvenes que fueron sus alumnos y estuvieron bajo su batuta.
“Es una alegría ver cómo se ha multiplicado la formación y se mantiene la calidad musical. Cada músico tiene su propia historia de sacrificio, de esfuerzo, su encanto. Sólo me maravillo y me alegra ver sus éxitos y su progreso”, afirma.
Un semillero de músicos
Esa historia se refleja en Santa Ana, donde se ha consolidado un grupo de jóvenes músicos que estudiaron y se formaron en esa población. “Hoy tocan y dirigen y con ellos hacemos el montaje de cada obra. Tenemos jornadas durísimas de trabajo, pero también momentos de mucha diversión y alegría”, expresa.
La Escuela de Música tiene cinco profesores, cuyos sueldos son pagados por el Municipio de San Ignacio y por Flades. Cada uno dirigirá parte de los programas de las orquestas Misional e Infantil. El grupo está integrado por María Goretty Algarañaz Rocha, Alejandro Paticú, Luis Gonzales Rocha, Adalid Poquiviquí y Lorgio Martínez.
Ellos se han consolidado como un gran equipo y eso se refleja en la formación de decenas de nuevos músicos. El director de Flades, Mario Rivera, celebra el esfuerzo de los chicos y de sus profesores. Es la primera vez que trabajan en un proyecto que involucra la cultura y los resultados son de los mejores.
“Cuando llegamos a Santa Ana, eran 17 músicos, hoy son más de 200, no sólo en Santa Ana, sino que también en sus comunidades”. Hoy se ha logrado consolidar la escuela, pues “es imposible pensar en que se preserve la cultura, sin que se preserve la música y esto no es posible si los chicos no cuentan con instrumentos”, afirma Rivera, agregando que en los últimos meses se han entregado más de 100, entre violines, violas, violoncellos y contrabajos.
Junto con el Municipio de San Ignacio, al que pertenece Santa Ana, trabajan para incentivar la música entre los más pequeños. “No se trata simplemente de tener la mejor orquesta formada por los avanzados, sino incentivar a todos aquellos que hoy quieren tocar y continuar con las tradiciones. La música está en la sangre y en la vida de la gente de Santa Ana de Velasco. Lo único que hemos hecho es darles mejores condiciones para el funcionamiento de su escuela de música. Esperamos que los chicos que terminan el colegio, se puedan proyectar. Nos encantaría ver salir músicos profesionales, directores de orquesta”.
Y es que las necesidades siempre están presentes. En los últimos días, APAC entregó las cuerdas necesarias para los conciertos que harán los músicos de Santa Ana con Ryo Terakado (Japón) y Sungyun Cho (Korea), una de las principales coproducciones que impulsa la institución en el marco del festival.
Nuevos talentos
Adalid Poquiviquí es uno de los profesores que trabaja en la Escuela de Música. Lo emociona ver los resultados, especialmente entre los más pequeños. “Ellos van a estar al frente el día de mañana, porque los que salen bachiller se van y no sabemos si van a volver; además, ellos también cumplieron con los años que pueden aportar su talento a la orquesta”.
“Estos niños están muy motivados. También necesitan mostrar su avance, el talento que tienen y el trabajo que hacemos con los otros profesores”, afirma Adalid Poquiviquí.
Y ya piensa en lo que se viene después del festival. “Tengo entendido que este año vamos a tener profesores especializados en cuerda que vendrán a dar talleres. Ojalá que podamos lograr muchas cosas más”.
Por lo pronto, la invitación está hecha a los 7 conciertos que darán esos jóvenes y niños que mantienen viva el alma de las Misiones y el legado de sus abuelos.