Una tarea de todos, así debe ser la conservación de la biodiversidad

CONCIENCIA. No sólo está en los parques y áreas protegidas, las ciudades son importantes espacios de biodiversidad. Su retroceso afecta la provisión de agua, la calidad de los suelos y la salud, entre otros aspectos.

La biodiversidad, también denominada diversidad biológica, es la amplia variedad de plantas, animales, microorganismos y ecosistemas que existen en el planeta, y cuyas interacciones son fundamentales para sustentar la vida y combatir el cambio climático. Su pérdida no sólo implica la desaparición de especies, sino que impacta en la disponibilidad de agua, la producción de alimentos e, incluso, en la salud de las personas, entre otros aspectos.

Hoy se celebra el Día Internacional de la Biodiversidad con el lema “Sé parte del plan” y con un llamado a reexaminar la relación del ser humano con el mundo natural. “A pesar de todos los avances tecnológicos, dependemos por completo de ecosistemas saludables y vibrantes si queremos disponer de agua, alimentos, medicamentos, ropa, combustible, refugio y energía, solo por nombrar algunos ejemplos”, señala Naciones Unidas, poniendo énfasis en que todo esto “pasa por respetar, proteger y reparar nuestra riqueza biológica”.

El desafío es entender que la biodiversidad no está sólo en los bosques o en zonas alejadas, está en todos los espacios, incluyendo las ciudades y hasta en el hogar. En diciembre de 2022, el mundo se unió y acordó un plan global para transformar nuestra relación con la naturaleza. La adopción del Marco Mundial Kumming-Montreal, también conocido como El Plan de Biodiversidad, estableció metas y medidas concretas para detener y revertir la pérdida de la naturaleza de aquí a 2050.

El desafío es instar a los gobiernos, pueblos indígenas, comunidades locales, organizaciones no gubernamentales, legisladores, empresas y ciudadanos a colaborar activamente en la implementación del Plan de Biodiversidad, compartiendo sus contribuciones y comprometiéndose con la causa. Además, este 22 de mayo marca el inicio de la preparación para la decimosexta reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP 16), que se celebrará en Colombia, del 21 de octubre al 1 de noviembre.

“El tiempo no está de nuestro lado. La COP16 se acerca rápidamente. El año 2030 se acerca rápidamente y la biodiversidad sigue disminuyendo en todo el mundo. Por eso los animo a que demuestren concentración, compromiso y ambición. Avanzar en el trabajo sobre medios de implementación que satisfagan las necesidades de los países y ayudar a garantizar que la biodiversidad se encamine hacia la recuperación en beneficio de las personas y el planeta”, expresó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Afecta a todos

Hay que entender que el cuidado de la biodiversidad implica valorar todo lo que nos rodea y “no entenderla sólo como especies en peligro de extinción, sino entender su complejidad”, afirma la bióloga Pamela Rebolledo, agregando que es necesario poner estos temas en la agenda pública e impulsar acciones de conservación de la biodiversidad, que deben reflejarse en el cuidado del agua, la protección de los suelos y la concepción de ciudades sostenibles, pues todos estos factores, finalmente inciden en la calidad de vida de la población y en su salud, entre otros elementos.

“Por ejemplo, tenemos que ver la biodiversidad del suelo, que en nuestro país y en la región está profundamente afectada por los incendios forestales. Esto transforma los suelos y con eso, perdemos todos. Se pierden animales, pero también perdemos posibilidades de producción, posibilidades económicas. Todo eso hace parte de nuestro patrimonio natural”, explica la bióloga Pamela Rebolledo.

El rol de los polinizadores es esencial para la subsistencia de los diferentes ecosistemas.

“Nuestro organismo o cualquiera de los elementos bióticos que hacen parte de un ecosistema cumplen un rol y su pérdida implica que se ha roto parte de ese rol, de esa cadena y eso tiene un impacto. Por ejemplo, si eliminamos biodiversidad del suelo vamos a tener menor calidad o menor proporción de vegetación y de esa vegetación se alimentan otros animales, los que a su vez son el alimento de otros y así sucesivamente”, añade.
Bolivia tiene ecosistemas únicos. Por ejemplo, en Santa Cruz están el Abayoy o el Bosque Seco Chiquitano, que es el único de sus características en buen estado de conservación, o la riqueza que encierra el Parque Noel Kempff Mercado, donde hay más de 100 especies endémicas.

Rebolledo explica que las alertas van hacia la conservación de las “especies paragua”, como el jaguar. Detrás de él hay grandes ecosistemas, al igual que con los polinizadores, como las abejas, murciélagos o aves. Si no existieran, se cortarían los procesos de polinización y se afectarían diversas especies en los bosques. En el suelo están los escarabajos coprófagos, que también contribuyen a estos procesos.

Ciudadanos comprometidos

Es clave que la ciudadanía se informe. “En general, la gente no está consciente de cuánto le puede afectar que haya uno un jaguar menos o un árbol más o un árbol menos. Cómo me afecta que haya una mariposa más o menos en mi barrio, que el bosque desaparezca y eso es relativamente sencillo si entendemos el concepto básico: sin bosque no hay agua y sin agua no hay desarrollo”, afirma Rebolledo.

Además, la biodiversidad es la fuente de resiliencia y adaptación frente al cambio climático. “Hoy se requieren políticas públicas, con acciones reales y verdaderas en campo, para proteger la biodiversidad y nuestros bosques”, señala y enfatiza en la necesidad de que haya una ciudadanía activa frente a estos temas.

“Los incendios de la Chiquitania tuvieron ese impacto movilizador, la gente vio la afectación, sintió que el humo le estaba afectando, pero hoy somos pocos los que exigimos el rescate del cordón ecológico” de Santa Cruz de la Sierra, señala, y agrega que el 2025, un año electoral, puede ser la oportunidad para instalar en la agenda política temas como el desarrollo de ciudades sostenibles, políticas de adaptación y resiliencia frente al cambio climático; y el rescate de la biodiversidad urbana, entre otros.

A nivel mundial, el índice de biodiversidad coloca a Bolivia en el puesto 14, tomando en cuenta la cantidad de especies presentes en el país, sobre todo de aves, mamíferos y plantas. Fuente: SNDS

La «ceiba camba», una especie de toborochi descubierta por tres investigadores después de seis años de trabajo.

La riqueza de la zona

En los últimos meses, se han identificado dos nuevas especies en Santa Cruz. Una nueva de escarabajo pelotero, el Dichotomius abayoyensis, que fue encontrado en el Chaparal de Abayoy, ubicado en Roboré, una zona considerada como única en cuanto a diversidad de flora y fauna”. Y la “ceiba camba”, el toborochi rosado que florece por estos días y que a principios de este año se confirmó como nativo de este territorio.

Hoy, el medio digital La Región, informa que recientemente se dio a conocer la lista 2024 de áreas claves de biodiversidad en Bolivia, que incluye 97 sitios y fue producto de un trabajo que comenzó a inicios de 2022 y que contó con un equipo conformado por expertos y representantes de 25 organizaciones no gubernamentales que trabajan en conservación, Universidades, Museos y gobiernos municipales.

Durante dos años, todos ellos se dieron a la tarea de actualizar e identificar nuevas zonas de especial importancia para especies de animales, plantas y ecosistemas amenazados de extinción o que tienen una distribución geográfica muy restringida. Así, 97 sitios fueron reconocidos a nivel mundial, los cuales cubren el 30 % del territorio nacional, equivalente a más de 300 mil kilómetros cuadrados. Alrededor de 432 especies fueron utilizadas para evaluar el estatus KBA, de las cuales 46 % son plantas.

 

Foto principal: Es un registro de la paraba frente roja en la reserva que impulsa su conservación en Cochabamba. Foto: Ernst Udo Drawert/Armonía