Valeria ideó un biodigestor transportable para facilitar la generación de energía

INNOVACIÓN. A punto de titularse como ingeniera electromecánica, esta joven iniciará una prueba piloto en El Alto para probar la efectividad de sus biodigestores.

Valeria Rivero busca soluciones para mejorar las condiciones de vida de los bolivianos. “Es necesario invertir en energías accesibles y bien administradas, es un derecho que todos los bolivianos tengamos acceso a la energía, agua potable y gas”, aseguró al defender su proyecto en las Olimpiadas de Emprendimiento (ODE) de 2022, donde finalmente obtuvo el segundo lugar.

En la competencia, convocada por Subo y Fundación Coca-Cola, Valeria presentó un proyecto que buscaba dar un respuesta sostenible y ecológica al acceso a servicios básicos mediante la adecuación de biodigestores con materiales más económicos y adecuados a la realidad boliviana. Para ello, adecuó un sistema que produce la descomposición de la materia orgánica y la producción de metano para generar biogás, un combustible con el cual se puede cocinar, calentar agua y producir energía eléctrica. A diferencia de los biodigestores tradicionales que necesitan construirse en las casas, ella propone su fabricación en módulos de plástico transportables que tengan menor costo y sean más fáciles de instalar. Además, el proceso producirá digestato, un subproducto que se usa como un fertilizante natural rico en nutrientes.

EL segundo lugar en las ODE le abrió las puertas para conocer a personas e instituciones que le ayudan a hacer su sueño realidad. Envió su proyecto a una convocatoria lanzada por la Agencia de Cooperación Internacional Japonesa (JICA) y ahora le financiarán la prueba piloto en el Distrito 7 del municipio de El Alto, en la que participarán diez familias de agroganaderos, dedicados a la crianza de llamas. Para iniciar la fabricación del prototipo, la Unifranz y LondraLab, en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, le proporcionaron instalaciones y herramientas de forma gratuita.

Valeria experimentó por sí misma la falta de servicios básicos en Guayaramerín, en el departamento del Beni, donde nació. La ciudad aún no cuenta con alcantarillado, como otras en el país, para las que ella sueña plantear algún día soluciones ecológicas de acceso a servicios básicos y saneamiento.

A sus 23 años, la joven ha tenidos varios logros. Este año se titula por excelencia como Ingeniera Electromecánica, después de haber tenido excelentes notas y haber sido auxiliar de Mecánica Racional, Mecánica de Fluidos y Máquinas Hidráulicas. Hizo varios voluntariados y su idea de la fabricación de biodigestores es un trabajo que está desarrollando desde hace tiempo, fue uno de los mejores proyectos presentados al Programa Mujeres 360, y después fue perfeccionado para presentarlo en las ODE.

El camino a la ingeniería

Para ingresar a la universidad, tuvo que convencer a su padre. El pensaba que la carrera que eligió era muy dura para ella; sin embargo, se impuso y viajó desde Guayaramerín a Santa Cruz para postularse a la Gabriel René Moreno. Valeria pasó por uno de los momentos más difíciles en su camino al reprobar el examen de ingreso; muy triste y apenada volvió a Guayaramerín, pero rendirse no era una opción. Durante seis meses no salió de su habitación, compró muchos libros y practicó sin descanso. Estudiaba durante horas, con el propósito claro de volver a Santa Cruz para intentar aprobar el examen a mitad de año. Al volver a la Ciudad de los Anillos, aprobó con 36 puntos sobre 40, y comprendió que aquello imposible es lo que no se intenta.

A los 17 años salió de Guayaramerín para vivir en Santa Cruz con sus abuelos y capacitarse en el área que siempre deseó. Tres años después, su hermano Randall salió bachiller y también llegó para estudiar Ingeniería en Sistemas, ambos se mudaron a un lugar económico y cercano a la universidad.

Valeria hoy trabaja junto a su hermano Randall. El objetivo es iniciar la promoción y las ventas del producto si la prueba piloto en El Alto es exitosa.

Randall se sumó al proyecto de su hermana y trabaja junto a ella creando una aplicación y una página web para promoverlo. Está previsto que quien adquiera el biodigestor, tendrá un excedente de gas, energía eléctrica y de fertilizante natural que podría vender. La aplicación que desarrollan será capaz de conectar a los productores con los compradores.

Valeria espera que la prueba piloto de los biodigestores que implementará en El Alto tenga éxito, y una vez que salga al mercado, focalizará en oferta en los ganaderos, en las áreas rurales y en las familias que deseen incorporar este sistema en su hogar.

“Es momento de acciones audaces” es el lema con el cual Valeria se impulsa para seguir imaginando propuestas que mejoren la calidad de vida de numerosos bolivianos, que -como ella en su infancia- viven en condiciones de pobreza.