XI FOSPA: Amazonía alcanzó el «punto de no retorno», exige detener el extractivismo y respetar la autonomía indígena

DEMANDA. El encuentro internacional también exigió respetar la autonomía indígena y emitió un mandato de 46 puntos.

Por PBFCC

Con el grito «Nuestros cuerpos y territorios no se tocan, no se violan, ¡no se matan!», culminó el XI Foro Social Panamazónico (FOSPA), que además emitió un mandato de 46 puntos elaborado durante cuatro días por más de mil participantes, y en el cual advierte que la Amazonía ha llegado a un «punto de no retorno» y se encuentra en emergencia climática.

El XI FOSPA se celebró del 12 al 15 de junio en las localidades de Rurrenabaque (Beni) y San Buenaventura (La Paz), y contó con la participación de líderes indígenas y campesinos, así como representantes de organizaciones e instituciones de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela. Todos ellos respaldaron el «Mandato del XI Foro Social Panamazónico», donde se exige el autogobierno de los pueblos sin tutelas estatales, el fin del extractivismo y la implementación del Acuerdo de Escazú, entre otros temas.

«Durante estos cuatro días convivimos, aprendimos y desarrollamos un proceso de discusión colectiva, cuyo resultado presentamos ahora en las resoluciones aprobadas en las Asambleas Temáticas del XI Foro Social Panamazónico», señala parte del mandato, que recoge las conclusiones de cuatro ejes: pueblos y autonomías indígenas, madre tierra, extractivismo y alternativas, y resistencia de las mujeres. Estos se dividieron en 16 grupos de trabajo, donde se analizaron las distintas realidades y necesidades de los pueblos, surgiendo propuestas para enfrentarlas con urgencia y concretar políticas de acción.

Frente a todas las problemáticas, el mandato del XI FOSPA rechaza el «estado de cosas» y reafirma la disposición de luchar por un mundo donde los territorios de los pueblos sean autogobernados, regidos por la democracia comunitaria. Un mundo donde la Amazonía y toda la naturaleza sean reconocidas como sujetos de derechos.

Durante los cuatro días del foro se llevaron a cabo debates, asambleas, acciones culturales, iniciativas de acción, eventos autogestionados y sesiones del Tribunal de las Mujeres, que recibió siete demandas. Además, se realizaron 17 visitas in situ a comunidades indígenas y ribereñas para conocer su situación.

«Desde la Panamazonía fortalecimos nuestra disposición de luchar por la humanidad y el planeta. Veintidós años después de su fundación, el Foro Social Panamazónico sigue siendo un proceso que converge e impulsa las luchas de los pueblos amazónicos», concluye el documento.

El FOSPA es una articulación de organizaciones sociales, instituciones y población de la región amazónica que busca influir en las políticas públicas de sus gobiernos en favor de los derechos humanos y de los derechos de la madre tierra. La primera edición se celebró hace 22 años.

Pueblos indígenas y amazónicos

El Eje 1 del XI Foro Social Panamazónico (FOSPA) abordó temas cruciales como la tierra y el territorio, los derechos de los defensores, la autonomía y la justicia indígena, así como la situación de los pueblos de la Amazonía.

En su primer postulado, las comunidades originarias reivindican el derecho a ejercer la autonomía de acuerdo a sus propias normas y procedimientos, desligándose de la tutela estatal. «El ejercicio pleno del autogobierno y la autodeterminación emerge de la lucha por la autonomía indígena, la cual se ve entorpecida por una serie de barreras legales y burocráticas impuestas desde el Estado, limitando nuestra capacidad de acción y desarrollo autónomo», señala el documento.

Exigen que se amplíe «sustantivamente la competencia de las autoridades indígenas para el ejercicio de la Justicia Indígena como un derecho colectivo», que actualmente no es tomado en cuenta. Además, demandan la implementación del Acuerdo de Escazú y que los Estados realicen la difusión y socialización del mismo «asegurando que el conocimiento del acuerdo se extienda en todos los niveles, especialmente hacia los jóvenes», con el propósito de proteger a los defensores de derechos humanos y de la naturaleza en la Panamazonía, quienes enfrentan numerosos problemas.

Los delegados de nueve países suscribieron los 46 puntos del mandato que lanzó el encuentro.

La Amazonía y la madre tierra

El Eje 2 se dividió en grupos de trabajo que abordaron temas como el agua, la crisis climática, las áreas protegidas y biodiversidad, el punto de no retorno y los bosques, y los derechos de la naturaleza.

El punto central de este eje alerta que la «Amazonía ha llegado al punto de no retorno y se encuentra en emergencia climática. El colapso climático, resultado de la deforestación y el extractivismo, amenaza su supervivencia, la de las comunidades que la habitan, y pone en riesgo la vida del planeta entero». En este marco, exigen que los países responsables del calentamiento global asuman su deuda ecológica para la regeneración de la Amazonía.

Además, ante el «fracaso del Acuerdo de París», llaman a «unirse en minga, para construir un Acuerdo por la Vida que haga frente al colapso climático y ecológico». Rechazan «las falsas soluciones a la crisis climática, como los bonos de carbono, los mecanismos de compensación por biodiversidad y otros basados en la lógica de compensación y mercantilización de la naturaleza», ya que consideran que representan «una nueva forma de despojo colonial, capitalista, extractivista y patriarcal».

La cuenca amazónica es esencial para restaurar el ciclo del agua, actualmente amenazado por la deforestación, la minería y políticas de privatización, mercantilización y monopolización, entre otras actividades depredadoras impuestas en sus territorios. Por tanto, buscan que el agua sea declarada como sujeto de derecho.

Alternativas a los extractivismos

El Eje 3 del XI FOSPA manifestó su rechazo contundente a las actividades extractivas que contaminan y destruyen el medio ambiente. «Llamamos a un consenso regional para la declaración de la región como zona prohibida para todas las formas de extractivismo minero», señala el documento. Los participantes demandan el cumplimiento e implementación efectiva de las sentencias y decisiones a nivel nacional e internacional relacionadas con los derechos de los pueblos indígenas y comunidades tradicionales.

«Exigimos a los gobiernos amazónicos la ratificación y cumplimiento de todos los acuerdos internacionales que garantizan la protección de la región, como el Convenio de Minamata, el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el Acuerdo de Escazú, la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la Convención Ramsar y otros, garantizando mecanismos de participación efectiva y vinculante de los pueblos indígenas y comunidades amazónicas», expresa parte del documento.

Entre otros temas, plantean la transición energética justa y popular, el fin de la deforestación y los agronegocios, la soberanía alimentaria y la agroecología, y el turismo comunitario como formas de resistencia ante el extractivismo. «Exigimos a los Estados declarar la Amazonía y las zonas andina y marina-costeras como zonas libres de combustibles fósiles y extractivismo, siguiendo el ejemplo emblemático del Yasuní».   Un intenso trabajo se realizó en cada uno de los grupos.

No aceptan los proyectos de palma africana para biodiésel en Bolivia y en los países amazónicos. Respaldan la determinación del Consejo Indígena del Pueblo Tacana y el Bloque de Organizaciones Campesinas e Indígenas de la Amazonía Boliviana de rechazar el programa de palma aceitera en Bolivia, que vulnera sus derechos humanos y territoriales.

El Mandato del XI FOSPA alerta a los gobiernos y comunidades sobre «la creciente crisis de la deuda pública en la región, que afecta dramáticamente la vida de las personas. La relación entre el endeudamiento, el extractivismo y el cambio climático es un círculo vicioso que afecta a los pueblos y la gobernabilidad».

Resistencia de las mujeres

En el Eje 4 se realizó la audiencia del Tribunal de las Mujeres, donde se presentaron siete casos de violaciones de derechos. Las juezas leyeron sus sentencias en la plenaria final.

«Las mujeres panamazónicas estamos en primera línea de lucha y defensa por la soberanía de nuestros cuerpos, la madre naturaleza y los territorios. Nos manifestamos en contra de las opresiones del patriarcado, el colonialismo, el capitalismo y los extractivismos. Denunciamos la dominación geopolítica global sustentada en fundamentalismos políticos, económicos y religiosos que nos marginan e imponen estilos de vida que no concuerdan con nuestra identidad cultural», señala parte del documento del Mandato del XI FOSPA.

Llaman a una lucha unificada para «transformar esta situación de opresión, promoviendo democracias inclusivas que respeten nuestras formas de liderazgo y procesos comunitarios». Las mujeres denuncian que «la ofensiva capitalista, neoliberal y los procesos de despojo que afectan a la Panamazonía, profundizan la explotación extractiva bajo nuevas formas de esclavitud y vulneran los cuerpos de las mujeres, niñas y adolescentes, que son nuestro primer territorio». Se unen en una sola voz para gritar: «Nuestros cuerpos y territorios no se tocan, no se violan, ¡no se matan!».

Las mujeres demandaron respeto a sus derechos.